Research Department: Collaborations
30-10-2017

¿GIGANTES O MOLINOS?

Mª José Martínez. Heraldo de Aragón


Tradicionalmente se ha supuesto al inversor como un ser racional que no permite que sentimientos o factores externos afecten sus decisiones. En la actualidad son muchas las teorías como las del nuevo Nobel de Economía Richard Thaler que lo ponen en duda. Como dijo uno de los padres de la inversión “el peor enemigo del inversor es probablemente él mismo”.

Las personas tienden a dar más importancia a los eventos recientes,  más aún si son inesperados. Es lo que se denomina como sesgo de actualidad con claros ejemplos como el Brexit o Cataluña.

Si tenemos acciones españolas, posiblemente nos estemos planteando que hacer con ellas. Surgen distintos matices en nuestra mente. El primero de ellos es el sesgo del legado, por el cual tenderemos a pensar que el activo vale más cuando lo poseemos, y vale menos si lo queremos adquirir. Otro matiz más famoso es el de la aversión a las perdidas, por el que sufrimos más una pérdida que disfrutamos de un beneficio de la misma cuantía. En el caso de tener beneficios, el efecto “disposición” nos puede llevar a realizar las ganancias muy temprano y las pérdidas muy tarde (aversión).

Estos ejemplos son sesgos que, como seres emocionales, sufre el inversor. El primer paso es conocerlos, el segundo, no perder de vista las razones fundamentales que nos llevan a realizar una inversión para así evitar ver gigantes donde quizá tan solo haya molinos…
 
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