Research Department: Collaborations
14-09-2020

CUMBRES BORRASCOSAS

Noemí Díez. Heraldo de Aragón

Si algo está marcando el fin del período estival, además de la vuelta al cole, es la nueva oleada de contagios de coronavirus en la Zona Euro unido al alza del euro. Tras un rebote incipiente con la etapa de desconfinamiento, las señales que llegan es que la situación se empieza a estancar y los niveles de incertidumbre y riesgos siguen siendo altos.

La llamativa fortaleza del euro está suscitando cierta incomodidad entre los miembros del BCE. El fuerte avance sin descanso en Estados Unidos del COVID-19 y la incertidumbre aportada por las cercanas elecciones en el país han contribuido a la debilidad del dólar, lo que ha llevado a que el euro haya llegado a superar 1,20 dólares en alguna sesión.

El temor se sustenta en que la fortaleza del euro hace que las exportaciones europeas pierdan atractivo, lo que debilita la demanda externa y a su vez desestimula directamente la inflación, que es objetivo prioritario del BCE.

La Fed anunciaba tras su última reunión que actuará con una mayor flexibilidad en una situación como la actual de total atonía en el crecimiento económico, permitiendo tasas de inflación por encima del límite del 2%. Contrariamente, Christine Lagarde se mostró impasible tras la última reunión del BCE este mes de septiembre: no pretende controlar el tipo de cambio.

¿Estamos ante el cambio de un paradigma de la política monetaria de los Bancos Centrales? El entorno de tipos bajos obligará a los inversores de capitales a correr más riesgos a cambio de rentabilidades dignas, el tiempo nos dirá su una asignación ineficiente provocará nuevas burbujas financieras.

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Noemi Diez Cebamanos
Responsable de Préstamos Sindicados
Ibercaja

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