EL PRECIO DE LA CERTIDUMBRE
Diego Orte. Heraldo de Aragón
Descifrar el día en el que la pandemia se convierta en pasado, parece una ardua tarea que origina una de las peores enfermedades que pueden padecer las bolsas… la incertidumbre. En estos convulsos momentos, los inversores priman la visibilidad de negocios que continúen creciendo, en detrimento de aquellos cuyos beneficios precisen del hallazgo de una vacuna.
Así, en Europa, sectores como bancos, energía o viajes y ocio, cuyas perspectivas económicas dependen en gran medida de una sólida recuperación económica, sufren caídas bursátiles superiores al 35% en el año. En el otro lado de la balanza, tecnología, bienes personales o químicas, son los únicos en evitar los números rojos a cierre de septiembre.
El precio de la certidumbre continúa expandiéndose de la misma forma que lo hace el número de contagiados de Covid-19. A modo de ejemplo, la compañía de teleconferencias Zoom Video Commnications, beneficiada por el auge del teletrabajo, alcanza una capitalización bursátil de 135 mil millones de dólares que contrasta con los poco más de 79 mil millones de dólares que vale el conjunto de ocho grandes aerolíneas como son IAG, Lufthansa, Ryanair, Air France-KLM, SouthWest Airlines, Delta Airlines, United Airlines y American Airlines.
En resumen, en días oscuros, la ansiada visibilidad puede alcanzar cotas irracionales.
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