Research Department: Collaborations
04-07-2022

Mercados: seis meses para olvidar

Alberto de Antonio. Diari de Tarragona.

Cerramos la primera mitad del año y es hora de hacer balance. El año 2022 debería haber sido el año de la recuperación económica tras dos turbulentos años de pandemia. Al menos eso parecían descontar los mercados nada más empezar el año cuando el S&P 500 marcaba máximos históricos tras tres años consecutivos con rentabilidades extraordinarias.

Sin embargo, hemos sido testigos de un de los peores inicios de año que se recuerdan como consecuencia de una continuación de eventos adversos, entre los que destacan: la aparición de la variante Ómicron, que obligó a decretar nuevos confinamientos, especialmente en Asia, tensionando más las cadenas de suministro; la guerra en Ucrania y las tensiones en el mercado de materias primas; y el fuerte repunte de la inflación, marcando máximos históricos de los últimos 40 años, y la respuesta de los bancos centrales para intentar contenerla.

En este contexto, las bolsas mundiales, tomando como referencia el MSCI World, han caído un 21,3%. Lo paradójico de la situación ha sido que los inversores no han podido refugiarse en la renta fija, que tradicionalmente sirve como activo refugio cuando las bolsas caen, por el impacto que está teniendo la retirada de estímulos acelerada por parte de los bancos centrales. Los índices de bonos de gobiernos han caído un 15,4%. El crédito corporativo ha tenido un comportamiento similar, con caídas superiores al 15%, tanto en grado de inversión como “high yield”.

El Bitcoin también ha sufrido, acumulando una rentabilidad del -58,6% desde principio de año y poniendo de manifiesto que todavía su uso no se ha extendido lo suficiente para ser considerar un activo refugio como el oro, que solo ha cedido un 0,6%.

Uno de los pocos activos que se han salvado de la quema han sido las materias primas. El índice CBR Commodity index, que agrega 22 materias primas, ha subido un 46% durante la primera mitad del año. Su mejor inicio desde 1946.

En este contexto, debemos preguntarnos qué factores determinarán la evolución de los mercados financieros durante la segunda mitad del año. El principal factor seguirá siendo la evolución de la inflación y la respuesta que den los bancos centrales. Mientras no observemos el pico de inflación, los bancos centrales van a estar obligados a lanzar mensajes cada vez más contundentes para intentar anclar las expectativas de inflación, lo que seguirá impulsando la tesis de un mercado bajista.

Otro de los factores será la desaceleración económica y el riesgo de entrar en recesión. En breves comenzará la presentación de resultados del primer semestre y los analistas comenzarán a revisar sus estimaciones de crecimiento de los beneficios de las compañías para adecuarlas a la nueva realidad macroeconómica. Esperamos un recorte en las estimaciones de crecimiento como consecuencia de las elevadas presiones en costes, el encarecimiento de las condiciones de financiación y una baja confianza de los consumidores. Lo que también generará incertidumbre en los mercados.

Por último, los riesgos geopolíticos seguirán generando incertidumbre. Uno de los eventos más preocupantes es la crisis energética a la que se enfrenta Europa el próximo invierno como consecuencia de la elevada dependencia del gas ruso, que en el corto plazo es imposible de sustituir.

Por todo ello, nos enfrentamos a una segunda mitad del año igualmente compleja. Sin embargo, las fuertes correcciones están generando grandes oportunidades para aquellos inversores a los que no les asuste la volatilidad y tengan un horizonte temporal a largo plazo.

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