Servicio de estudios: Colaboraciones
04-02-2024

APARCA TUS EMOCIONES EN TUS INVERSIONES

Diego Orte. Diari de Tarragona

Dejar de lado el componente emocional en tus inversiones financieras es a la par que complejo, uno de los factores más importantes en el resultado de estas.
Aterrizándolo en números y tomando como referencia el comportamiento bursátil en Estados Unidos, históricamente el inversor minorista alcanza una rentabilidad anual media de casi 6 puntos porcentuales inferiores a la conseguida por el índice de referencia S&P 500.
Una de las principales razones de ello es la influencia del factor emocional en las decisiones de inversión. En este sentido, los inversores suelen ser atraídos por aquellos fondos de inversión que recientemente han registrado un rendimiento superlativo en detrimento de aquellos con un comportamiento errático.
Lógicamente, rentabilidades pasadas no garantizan rendimientos futuros e invertir en dichos fondos sin tener en cuenta ningún otro factor, sería similar a apostar por el último equipo de fútbol ganador de la Champions League como triunfador de la vigente edición, sin analizar si el plantel de futbolistas tiene mayor o menor calidad.
Por tanto, siendo consciente de la dificultad del desarraigo sentimental, un método de inversión antagónico podría ayudarnos a evitar este tipo de sesgo cognitivo y, por ende, a un mejor rendimiento financiero.
El conocido estilo de inversión “contrario”, o “contrarian investing”, se caracteriza por ir en contra de las tendencias existentes del mercado para generar beneficios tratando de aprovecharse de aquellas sobre e infravaloraciones de mercado producidas por un comportamiento de “rebaño” de los agentes de mercado.  Como puede apreciarse, existe una delgada línea entre la inversión en valor y la inversión contraria, dada que ambas buscan valores infravalorados para cosechar sus retornos futuros.
Sin entrar en detalles, la parte del cerebro conocida como sistema límbico, sería la responsable del factor emocional que explica por qué los inversores se mueven en manada, propiciando burbujas por estados de euforia o fases correctivas derivadas de la desconfianza.
Así, el pesimismo o la falta de popularidad sobre una compañía puede llevar la cotización de esta por debajo de su valor intrínseco, representando una oportunidad para el inversor contrario, el cual aprovecharía para comprar con la expectativa que el mercado reconozca el valor de la misma.      
Reconocidos inversores como Warren Buffett, Seth Klarman, John Templeton, Bill Ackman, Ray Dalio, Howard Marks, entre otros, han sido fieles a dicha práctica aislándose de sus sentimientos en la toma de decisiones financieras.
Sin embargo, hay que ser consciente que este tipo de inversión tampoco carece de riesgos dado que podríamos toparnos ante una “trampa de valor” o lo que es lo mismo, una compañía que aparenta atractiva en términos de cotización, pero la valoración actual estaría justificada por posibles problemas estructurales de la compañía. Asimismo, el espacio temporal que transcurra entre el momento de ejecutar la inversión y el reconocimiento por parte del mercado de dicho desajuste entre precio y valor podría desencadenar en importantes pérdidas latentes las cuáles podrían ser potencialmente mayores dependiendo de la fortaleza de la tendencia que impera en el mercado.
En conclusión, lejos de recomendar un estilo de inversión u otro, resulta clarividente que el mercado apremia cualidades como la frialdad, cautela o templanza en detrimento de la codicia, la euforia o el miedo.
 
Diego Orte Aroz, CFA, CAIA
Responsable de carteras
Gestión de Riesgos Financieros




 
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