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(27-08-2019)

IBERCAJA GESTIÓN PRONOSTICA UN CRECIMIENTO SUPERIOR AL 2% PARA LA ECONOMÍA ESPAÑOLA EN EL SEGUNDO SEMESTRE


- El equipo de análisis de Ibercaja Gestión, encabezado por Javier Rillo, hace balance de 2019 y da a conocer sus previsiones macroeconómicas y de mercado para la segunda mitad del año, en las que no descarta que se produzcan nuevos episodios de volatilidad y adquiera aún más importancia la selección activa de valores y sectores.

Macroeconomía: España resiste mejor la desaceleración

Durante los primeros ocho meses de 2019, la economía mundial ha registrado una desaceleración del crecimiento. Los indicadores adelantados que manejan las principales instituciones económicas y monetarias (FMI, Banco Mundial, BCE o FED) siguen señalando riesgos a la baja en el tercer trimestre del año, por lo que es importante entender qué podría suceder para revertir esta situación.

Para 2019, está previsto que la Eurozona registre un crecimiento ligeramente por encima del 1%, lastrada por Alemania, que recientemente ha reportado una contracción del crecimiento en el segundo trimestre, e Italia, mientras que España se mantiene holgadamente por encima del 2%. Sin embargo, para 2020 se espera un menor dinamismo en nuestro país. En EE. UU., las previsiones que se manejan en los próximos 18 meses nos indican una expansión del PIB por debajo del 2% en 2020, cifra que igualaría los peores registros de los años 2016 y 2013 desde la recesión económica. En China, la tendencia sigue siendo registrar paulatinamente crecimientos más bajos, entre el 6-6,5% para el periodo 2019-20, cifras en cualquier caso muy positivas y necesarias para el resto del mundo.

 

Hay dos indicadores a tener en cuenta para pulsar cuál es la situación económica.

El primero son las encuestas PMI o ISM, tanto en su vertiente de servicios como de manufacturas. De aquí, podemos extraer conclusiones al analizar las opiniones que tienen los empresarios sobre la actividad futura. Lecturas por encima de 50 indican expansión económica, mayor cuanto más alejadas estén de este nivel, mientras que niveles inferiores a 50 señalan un riesgo de desaceleración latente. Actualmente, el sector industrial en Alemania está sufriendo en mayor medida las tensiones geopolíticas y comerciales entre las diferentes potencias mundiales (EE. UU. y China), afectando severamente a su cifra de crecimiento del PIB. Las métricas del sector servicios en la Eurozona siguen siendo positivas, pero hay que vigilar qué sucede en los próximos meses en sectores estratégicos como el del automóvil.

 


El segundo de los indicadores que es necesario analizar es la inflación. En Europa, tanto la tasa presente como la estimada a futuro siguen registrando niveles claramente por debajo del 2%. EE. UU. tampoco es ajeno a esta situación, pese a registrar un crecimiento de salarios importante en términos agregados y un mercado laboral prácticamente en pleno empleo.

 



Dada la evolución de estos indicadores, entre otros, los bancos centrales han cambiado su mensaje prácticamente al unísono. En EE. UU., con la Reserva Federal se ha pasado de esperar hasta tres subidas de tipos de interés este año a descontarse en el mercado entre dos y tres bajadas, rompiendo la pauta de endurecimiento de tipos de interés iniciada hace 3 años. Ya en el mes de julio se anunció la primera de ellas.

En Europa, el presidente del BCE ha comunicado que están disponibles todas las herramientas para revitalizar la economía y, por ende, actuar sobre los riesgos de crecimiento que están afectando a varios países, especialmente a Alemania. En la reunión de septiembre, está encima de la mesa iniciar un nuevo programa de QE o compra de activos (tras paralizarlo en diciembre 2018), bajadas adicionales en la facilidad marginal de depósito (tipo que penaliza al ser negativo el exceso de reservas de los bancos) o incluso un cambio en la forma de comunicar el objetivo de inflación para retrasar cualquier subida de tipos de interés de facto.

Hasta la fecha, la política ha tenido una influencia notable sobre el papel de los bancos centrales y los mercados financieros.

Tras celebrarse las elecciones europeas en mayo, el brexit sigue marcando la agenda política en Europa, con la fecha del 31 de octubre como referencia para conocer cuál será la resolución del mandato dado por los ciudadanos ingleses en junio del año 2016.

Otro de los frentes abiertos, y que afecta negativamente a Europa, son las negociaciones comerciales entre China y EE. UU., las cuales alcanzaron su punto álgido antes de la reunión del G20 celebrada el pasado junio, volviendo ambos actores a la mesa de negociación y congelándose las amenazas recíprocas de nuevas tarifas. Conforme el conflicto ha ganado en intensidad, se ha comprobado cómo la tecnología y la seguridad nacional son otro punto de confrontación importante. Recientemente se han renovado las amenazas entre ambos países escalando el nivel de confrontación, acusándose mutuamente de incumplimientos sobre acuerdos parciales que no se han publicado por escrito en ningún momento.

Los mercados: pendientes de la volatilidad tras ocho meses en positivo

La fotografía en los mercados es totalmente diferente a la macroeconómica y, en los ocho primeros meses de 2019, ha tenido un buen comportamiento en cuanto a los rendimientos de los principales activos financieros.

En renta variable, si utilizamos el índice Eurostoxx 50, la subida es superior al 10%, mientras que en España apenas es del 1%, lastrada por su mayor ponderación en el sector financiero y telecomunicaciones. Los inversores americanos han continuado celebrando nuevos máximos históricos con una subida superior al 15% en el índice S&P500 avalada por la evolución de las compañías tecnológicas. Si cogiéramos como fecha de referencia hasta el mes de julio, los retornos en Europa superaban el 17% y, en EE. UU., el 24%.  En resumen, un inicio de año para recordar las fuertes revalorizaciones alcanzadas. 

El buen comportamiento de estos meses no debe, sin embargo, impedir tratar los datos con rigurosidad. Si ponemos el foco en los rendimientos alcanzados en los últimos 20 meses en renta variable, es decir, incluyendo 2018, la foto cambia radicalmente salvo en EE. UU. Hasta la fecha, la positiva evolución de los mercados tan solo ha servido para compensar parcialmente los malos rendimientos del año pasado. En términos agregados, el índice Eurostoxx 50 acumula una pérdida próxima al 5%, mientras que la del Ibex 35 es superior al 14%. El índice mundial MSCI World, excluyendo EE. UU., también pierde por encima del 12% en el periodo considerado. Tan solo EE. UU., con subidas del 6,50%, mantiene el tono positivo entre los principales mercados.

En renta fija, para aquellos inversores que invirtieron en el bono español a 10 años, la rentabilidad lineal positiva es superior al 10%, contrayéndose el tipo que ofrece esta referencia del 1,41% al 0,10% en el periodo referenciado. En el caso de Alemania, la rentabilidad que ofrece su bono a 10 años ha entrado en terreno negativo, «pagando» un -0,70% frente al 0,24% de principio de año. En plazos más cortos, los rendimientos obtenidos también han sido muy importantes. Así mismo, la mejora en precio de la deuda empresarial también ha sido muy significativa.

En lo que respecta a las divisas, los tipos de cambio euro-dólar y euro-libra apenas se han movido en esta primera parte del año, respetando el rango 1,15-1,10 y 0,85-0,93 respectivamente. Las noticias en relación al brexit han añadido una dosis de volatilidad extra en la segunda referencia, mientras que el cambio en el mensaje de los bancos centrales ha motivado la evolución del cambio euro-dólar.


Como conclusión, en un año en el que los crecimientos de beneficios empresariales no van a ser extraordinarios (el índice S&P 500 un 2.5% o el índice europeo Eurostoxx 50 un 5%), las rentabilidades hasta la fecha han sido positivas, amparadas por un cambio significativo en el mensaje de los Bancos Centrales, lo que ha provocado un aumento del múltiplo pagado sobre los beneficios a la espera de una mejora paulatina en los próximos meses de los datos económicos. Si esa mejora no llegara, comenzará a «bajar la marea» por mucha liquidez que quieran insuflar las instituciones monetarias a nivel mundial. En cualquier caso, aquellas empresas europeas expuestas al ciclo económico en Europa, empresas de pequeña y mediana capitalización (penalizadas por su menor liquidez) y sectores como el del automóvil, afectados por nuevas medidas regulatorias, han sido hasta la fecha el lugar equivocado para haber estado invertido.

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