Movió ficha
El Banco Central Europeo movió ficha después de 30 meses en los que el tipo de intervención ha permanecido inalterado en el 2%. La decisión tomada el pasado 1 de diciembre presenta un componente evidente de control de la inflación, como respuesta al avance de los precios por encima del objetivo establecido, debido a la carestía experimentada por el petróleo.
Pero, en mi opinión, también ha pesado la intención de fortalecer la confianza en la independencia de la institución respecto de los ministros de finanzas del área, dada la insistencia de éstos en la necesidad de continuar con la laxitud monetaria para alentar la frágil recuperación económica. En este sentido, el presidente Trichet podría haber considerado que el retoque de un cuartillo era un gesto oportuno para transmitir credibilidad a los mercados.
No obstante, lo cierto es que las estimaciones de crecimiento del PIB y de creación de empleo en la zona euro no están para tirar cohetes. Además, las presiones procedentes del crudo han remitido al estabilizarse el precio del barril en los 55$. Por lo tanto, el ritmo de subidas no será, ni mucho menos, del calibre del puesto en marcha por la Reserva Federal al otro lado del Atlántico, donde el tipo de referencia se encuentra ya en el 4,25%. En este escenario, las previsiones apuntan alzas graduales y mínimas, de manera que sólo se espera alcanzar el entorno del 3% a finales del año que viene. Así lo han entendido los mercados. De hecho, las bolsas europeas no se han resentido ante el inicio del nuevo ciclo monetario.
Enrique Barbero Lahoz (ebarbero@ibercaja.es). Heraldo de Aragón, 11 de diciembre de 2005.
A TENER EN CUENTA: En la decisión del BCE, con un componente de control de la inflación, ha pesado la intención de fortalecer la confianza en la independencia de la institución respecto de los ministros de finanzas. La debilidad económica y del empleo, y la moderación del petróleo, anticipan alzas sólo hasta el entorno del 3% en 2006.
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