Servicio de estudios: Colaboraciones
14-01-2007

Tipos reales

Como imaginarán, el objeto de este artículo no es hablar de la monarquía sino de los tipos de interés nominales ajustados por la inflación, es decir, de la rentabilidad en términos de poder adquisitivo. Y es que la europeización de España va más allá del buen papel de los clubes de fútbol en la Champions League. En términos económicos, el cumplimiento de los criterios de Maastricht y la consiguiente entrada en la zona euro vino acompañada de una importante caída de los tipos de interés.

Esta caída fue más intensa que en otros países miembros, como Alemania, donde la mayor confianza en su economía había permitido históricamente convivir con tipos más bajos. La situación resulta especialmente llamativa en los tipos de interés reales, ya que el mayor crecimiento de los precios en España que en el conjunto del área (más de un punto porcentual de media desde la entrada en vigor de la moneda única), ha originado la paradoja de que los tipos de interés reales permanecieran por debajo de los de otros países con menor crecimiento económico que requerían una política monetaria más expansiva.

El tipo de interés real a tres meses fue negativo en España entre 2002 y 2006 y la deuda a diez años tampoco ofreció una rentabilidad real positiva durante gran parte de 2005 y 2006. La reciente subida de los tipos de interés (sobre todo de los plazos cortos), combinada con la reducción de las presiones inflacionistas, ha permitido que los tipos de interés vuelvan a cotizar por encima del IPC. De esta forma, el atractivo del ahorro aumenta tras varios años en los que habían prevalecido el consumo y el endeudamiento.

Santiago Martínez Morando (smartinezm@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 14 de enero de 2007.

A TENER EN CUENTA
Tras varios años en los que los tipos de interés reales habían permanecido en niveles negativos por la combinación del elevado crecimiento de los precios y unos tipos nominales bajos, el regreso de las rentabilidades reales positivas aumenta el atractivo del ahorro frente a la preponderancia reciente del consumo y el endeudamiento.


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