Visibilidad en la niebla
La crisis originada en cascada por el crash de los mercados inmobiliario, hipotecario y financiero de Estados Unidos presenta un alcance muy relevante. El desplome de las Bolsas (más del 35% en el caso del IBEX en 2008), las actuaciones coordinadas de política monetaria por parte de los principales Bancos Centrales y los planes de rescate de entidades financieras diseñados por los Gobiernos ahorran comentarios adicionales sobre su magnitud.
Resulta complicado, en plenas turbulencias, anticipar las coordenadas sobre el futuro inmediato, dado que la visibilidad más allá de la niebla del día a día es reducida. No obstante, creo que al menos podemos aportar alguna luz sobre el previsible escenario que nos espera.
Afrontamos una fase de crecimiento económico débil en Occidente, que no será precisamente breve. El sistema financiero y los flujos de capitales transitan hacia una nueva era en todos los sentidos, entre ellos, la elevación estructural de las primas de riesgo asociadas a cualquier tipo de emisión. La cesión del precio del petróleo (hoy en 70 dólares por barril frente a los casi 150 de este verano) permitirá mantener los tipos de interés en niveles contenidos. Mientras, las Bolsas no abandonarán la tónica de volatilidad que ha caracterizado la senda bajista de los últimos meses y algunas compañías empezarán a mostrar potencial de revalorización cuando el castigo deje de ser generalizado y empiece a distinguirse "el grano de la paja.
Como siempre en épocas de crisis, el panorama está plagado de amenazas pero también emergen algunas oportunidades que podrán aprovechar los inversores que dispongan de liquidez y un horizonte temporal de largo plazo.
Enrique Barbero Lahoz (ebarbero@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 19 de octubre de 2008.
A TENER EN CUENTA
La crisis originada en cascada por el crash de los mercados inmobiliario, hipotecario y financiero de Estados Unidos presenta un alcance muy relevante. Resulta difícil, en plenas turbulencias, anticipar el escenario global que nos espera en los próximos años. No obstante, algunos rasgos parecen claros: bajo crecimiento económico; reducidos tipos de interés; volatilidad en las Bolsas; y oportunidades de inversión en compañías castigadas en exceso por el desplome general de los mercados.
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