Servicio de estudios: Colaboraciones
16-11-2008

60% menos

El título de esta columna refleja el descenso del precio del petróleo respecto a su máxima cotización, alcanzada en julio (57 dólares por barril frente a 145). También se han abaratado otras materias primas en este periodo. Así, el índice compuesto CRB presenta una caída del 45%. La menor demanda de estos productos por parte de los países emergentes, a los que ha llegado la crisis internacional con cierto retardo, explica la espectacular corrección; pero también se debe a un contexto de enorme volatilidad en los mercados y de fuerte abandono de posiciones especulativas.

Como no se trata de un cambio estructural en las condiciones del mercado de materias primas, es muy probable que un nuevo ciclo de fuerte crecimiento económico, sobre todo desde los países emergentes, volviera a acentuar los excesos de demanda ante una oferta relativamente rígida. Entonces, los precios volverían a subir. Sin embargo, esto no es lo que se espera para un futuro próximo. Las previsiones apuntan que la crisis durará, al menos, un año más, y por tanto seguirá contrayéndose la demanda de materias primas.

De esta forma, y al contrario que en los últimos años, la presión de las materias primas sobre los índices de precios sería bajista lo que, unido al efecto en el mismo sentido provocado por la caída del consumo en el mundo, puede originar un rebrote de los temores deflacionistas “a la japonesa” en algunos países avanzados. Esta situación es históricamente difícil para las bolsas y provoca sobrecompra de activos considerados seguros como la deuda pública, el oro o el dólar. Se trataría de un nuevo movimiento defensivo, similar al que hemos visto recientemente, aunque por otros motivos.

Santiago Martínez Morando (smartinezm@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 16 de noviembre de 2008.

A TENER EN CUENTA

En 2009, la caída del precio de las materias primas y la moderación del consumo en el mundo contendrán el crecimiento de los índices de precios. Por ello, y en contra de lo habitual en los últimos años, puede haber más miedo a la deflación que a la inflación, lo que provocaría movimientos defensivos en los mercados: sobrecompra de activos considerados seguros como deuda pública, oro o dólar.


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