Servicio de estudios: Colaboraciones
30-11-2008

¡Más madera!

Las decididas intervenciones anunciadas esta semana por parte de diferentes Gobiernos, a ambos lados del Atlántico, han devuelto cierto pulso a los mercados bursátiles. El rescate de Citigroup en Estados Unidos, y los planes de estímulo fiscal y de apoyo al tejido productivo comunicados en todo el mundo, demuestran que las Administraciones están dispuestas a poner toda la carne en el asador para suavizar, en la medida de lo posible, el impacto de la crisis en la economía real.

La beligerancia de las autoridades de política monetaria (bancos centrales), en forma de facilidades extraordinarias de liquidez y rebajas de los tipos de interés, ha encontrado ya el complemento del gasto público. De esta manera, los Estados responden al espíritu explicitado en las conclusiones de la cumbre del G – 20 celebrada en Washington hace un par de semanas.

Esta suma de esfuerzos ha servido de acicate para la relajación de las primas de riesgo y la revitalización de las deprimidas Bolsas. No obstante, la experiencia japonesa de las últimas dos décadas nos recuerda que acelerar la máquina de impresión de billetes e impulsar la inversión pública no son condiciones suficientes para retomar la senda del crecimiento. Además, si al cóctel añadimos la deflación, que algunos analistas identifican como escenario probable para el futuro inmediato, los riesgos para la economía y los mercados no se han diluido. Ni mucho menos. Habrá que esperar a la implementación de las medidas propuestas para comprobar el nivel de solidez de los cimientos sobre los que asentar la recuperación global.

Enrique Barbero Lahoz (ebarbero@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 30 de noviembre de 2008.

A TENER EN CUENTA

Los Gobiernos de las principales potencias mundiales han demostrado que están dispuestos a poner toda la carne en el asador para suavizar el impacto de la crisis. Su actuación se suma a la beligerancia de las autoridades monetarias. No obstante, la experiencia japonesa en las últimas dos décadas nos recuerda que estos dos impulsos pueden no ser suficientes para retomar la senda del crecimiento.


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