Servicio de estudios: Colaboraciones
15-03-2009

Para mayores de 70

Hoy casi nada es lo que parece, el título de esta columna tampoco. No se trata de la calificación moral de una película, sino de una recomendación de inversión.

Las ayudas del Estado a la banca, a la industria del automóvil, a los Ayuntamientos, a las pymes, a los que tienen hijos, a los mayores dependientes, a los jóvenes que buscan alquiler para independizarse, a los que quieren volver a su país de origen, a los parados de larga duración y a todo aquel que lo vaya necesitando, junto con una drástica reducción de ingresos por el frenazo de la actividad económica, augura un déficit público estratosférico. El déficit se financia con deuda pública y, según una de las pocas leyes del mercado que aún no cuestionamos, esta oferta generará un descenso considerable de los precios para animar la demanda o, lo que es lo mismo, la necesidad de elevar de forma considerable las rentabilidades que hay que pagar para que la gente se anime a comprar.

La última subasta de deuda pública a 20 años se colocó a una tasa de rentabilidad cercana al 5% y, aunque en el mercado secundario se obtiene algo menos, su rendimiento es notablemente más alto que otras inversiones cuya referencia más próxima es el Euribor a un año, que ya cotiza a niveles inferiores al 2%. Se da la circunstancia de que la duración de esa emisión de deuda pública a largo plazo se aproxima bastante a la esperanza de vida de una persona de 70 años, sobre todo si es mujer. Es, por tanto, un activo muy adecuado para que una compañía aseguradora pueda ofrecer rentas vitalicias a ese segmento de edad.

Las rentas vitalicias son productos de inversión que permiten complementar la pensión con unos ingresos mensuales asegurados para toda la vida, que pese a su nombre (vitalicias) permiten recuperar la cantidad invertida en caso de necesidad (en las condiciones contractualmente pactadas). Además, permiten revertir a los herederos el capital íntegro aportado tras el fallecimiento del titular, prácticamente están exentas de tributación y ahora parece que van a poder ser más rentables que otros productos financieros de perfil igualmente conservador.

La voluntad explícita de la Administración es la de fomentar fiscalmente los productos dirigidos a complementar la pensión pública de la seguridad social, ya sea primando el ahorro periódico que durante la vida activa podamos destinar a la jubilación, o bien mediante importantes bonificaciones fiscales a las rentas vitalicias. A esta voluntad se unen hora, por un lado, la situación de los mercados financieros que dotan a estos productos de una interesante rentabilidad y, por otro, la técnica y la pericia aseguradoras que permiten disponer de múltiples soluciones adaptadas a las necesidades de cada consumidor, ya sea como soporte para una buena inversión (el caso descrito arriba), como final feliz de las cantidades acumuladas en un plan de pensiones, o bien como soporte para la financiación de situaciones de dependencia mediante la desinversión de la vivienda habitual (hipoteca inversa). Cada solución tiene su tratamiento legal y fiscal específico, pero, en todos los casos, la rentabilidad financiero - fiscal es un importante factor a tener en cuenta.

Ya sabe, si tiene la edad adecuada para una renta vitalicia, busque, compare y déjese asesorar por una persona y entidad de su confianza.

Rodrigo Galán. Grupo Financiero Ibercaja. Heraldo de Aragón, 15 de marzo de 2009.


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