Servicio de estudios: Colaboraciones
03-05-2009

Las Bolsas no tienen gripe

“A perro flaco todo son pulgas”. Con esta frase podríamos definir el oportunismo de la crisis porcina iniciada en México. De convertirse en pandemia, estaríamos ante una crisis sanitaria, que se uniría a la económica y financiera. Aunque pensamos que una hipotética corrección de la bolsa en el corto plazo estaría más relacionada con los resultados del examen de solvencia (“stress test”) de los bancos norteamericanos, en este artículo tratamos de examinar si las crisis sanitarias han tenido un impacto relevante en el crecimiento económico global y, por ende, en la evolución de las bolsas.

Lo primero y más relevante es acotar el alcance del problema. Según estimaciones del Banco Mundial, el efecto de una pandemia moderada supondría un retroceso en el crecimiento económico mundial de siete décimas. No obstante, parece pronto y precipitado caracterizar la actual endemia como una pandemia mundial, ya que se trata de una patología localizada y con tratamiento conocido.

El caso más semejante nos remonta a finales de 2002, cuando se descubrieron los primeros afectados por el Síndrome Agudo Respiratorio Severo (SARS) o neumonía asiática, para el que en aquel momento no existía tratamiento eficaz. Con origen en el sur de China, afectó a 37 países con 8.096 casos conocidos y 774 fallecidos, siendo la última afección detectada en junio de 2003. El impacto sobre el crecimiento económico fue limitado y centrado en los países donde se originó el problema. Así, el crecimiento del PIB de la zona sur de Asia se vio afectado entre el 0,4% y el 1%, mientras que el impacto en el crecimiento mundial fue inapreciable. Por tanto, no esperamos que la crisis porcina altere gravemente la economía mundial, aunque sí afectaría a la economía azteca en el corto plazo.

Sobre sus efectos en el mercado bursátil, es cierto que históricamente se han observado episodios de ventas con este tipo de eventos. Durante marzo del 2003, momento mediático álgido en la crisis del SARS, el índice EuroStoxx 50 llegó a caer más de un 13% en siete sesiones. Sin embargo, esta pérdida se vio ampliamente compensada en las semanas siguientes y supuso continuar con la tendencia previa. En otras palabras, la corrección con motivo del miedo entre los inversores sobre el alcance del SARS abrió, en aquel momento, una buena oportunidad de compra.


Si atendemos a la evolución bursátil por sectores en crisis sanitarias semejantes, destaca el impacto que en el corto plazo se produce en determinadas compañías ante el cambio esperado en los hábitos del consumidor. En crisis pasadas se observó un peor comportamiento relativo del sector alimentación debido al menor consumo esperado de ciertos productos por el temor a contagio, aunque en esta ocasión la enfermedad no se transmite por esta vía. Asimismo el sector de aerolíneas suele registrar una peor evolución por la menor demanda esperada de viajes internacionales. Sin embargo, este peor comportamiento sectorial también suele suponer un castigo exagerado y superior al impacto de la crisis en los fundamentales de las compañías.

En resumen, tras un rápido chequeo, extraemos la conclusión de que este tipo de crisis, por sí mismas, no deberían infectar a las bolsas, de modo que, de no presentarse nuevas patologías, como los resultados del examen de solvencia de las entidades estadounidenses, se quedará en un pequeño resfriado que debería curarse en pocos días.

Marcos Sánchez Bienzobas (msanchezb@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 3 de mayo de 2009.


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