Servicio de estudios: Colaboraciones
17-05-2009

La joya del dividendo

El dividendo es la base de la Bolsa y un aspecto absolutamente fundamental para los inversores de largo plazo. Con él, las empresas consiguen matar dos pájaros de un tiro: reducen el excedente de caja y a la vez hacen felices a los accionistas.

En estos últimos tiempos de incertidumbre se oye mucho, de nuevo, hablar de la conveniencia de invertir en acciones que reporten un buen dividendo. Y es que los porcentajes que arroja ahora el mercado hacen brillar los ojos de numerosos inversores. Santander, por ejemplo, cuenta con una rentabilidad por dividendo estimada superior al 7% en 2009, mientras que BBVA de más de un 6%. Tampoco parecen, a priori, nada despreciables los porcentajes de Telecinco (8%), Gas Natural (7%), Telefónica (7%) o Repsol (7%), por poner varios ejemplos. De hecho, cualquier cifra que supere el 4% estará ofreciendo mejores rentabilidades que los bonos a 10 años del Estado Español.

Pero hay que tener en cuenta más aspectos. Y es que, por una parte, no hay que olvidar que los años de exuberancia económica y los festines de repartos de dividendos forman parte del pasado. Aunque la bolsas española y europea siguen manejando rentabilidades muy apetecibles -en algunos valores superiores incluso a los dos dígitos-, hay que tener en cuenta que el deterioro que están sufriendo las cuentas de resultados de muchas compañías puede hacer que las rentabilidades por dividendo sean inferiores a las que se están manejando ahora. La expectativa que en este momento está descontando el mercado es de un recorte en estos dividendos de aproximadamente un 53% respecto a los pagados en 2008, y con un mantenimiento en esa situación tan negativa hasta el año 2014, un comportamiento incluso peor que el que vimos durante la Gran Depresión de los años 30 en Estados Unidos, la tasa de retorno quedaría en media por encima del 4%.

Sin embargo, este escenario nos parece excesivamente pesimista, sobre todo en un contexto económico en el que se están tomando medidas de política monetaria y política fiscal muy activas para luchar contra la recesión, que permitirán en un período de tiempo razonable volver a una senda de crecimiento económico y de inflación saludables. Esta recuperación facilitará de nuevo a las compañías la mejora de sus resultados y, por tanto, el mantenimiento y potenciación de la política de retribución al accionista. Además, otro argumento a su favor, es que tradicionalmente, aún en momentos de beneficios a la baja, las empresas no recortan sus dividendos en la misma proporción, sino que el descenso siempre suele ser un 50% inferior, ya que las compañías intentan captar la atención de los inversores vía dividendos.

No obstante, a pesar de ser optimistas con la evolución futura de los dividendos, pensamos que es muy importante realizar una adecuada selección sectorial y de compañías. Tienen mayor probabilidad de mantenimiento de su política de dividendos aquellas empresas menos sensibles a la coyuntura económica, con un negocio estable y con mayor regulación, como las telecos y las utilities, que presentan unos balances fuertes y saneados, mientras que la capacidad para generar dividendos en los próximos meses es más incierta en constructoras y sector financiero.

Beatriz Catalán. Ibercaja Gestión. Heraldo de Aragón, 17 de mayo de 2009.


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