El increible dólar menguante
Las autoridades estadounidenses sostienen periódicamente que defienden una política de dólar fuerte. No lo parece. Desde 2002 hasta 2008 la tendencia para la divisa norteamericana fue bajista y sólo se recuperó el año pasado durante los momentos de máxima aversión al riesgo en los mercados financieros, cuando hizo valer su condición de divisa refugio. En las últimas semanas, al mejorar las expectativas de los agentes económicos, hemos vuelto a asistir a una nueva depreciación del dólar, especialmente frente al euro, cuyo cruce ha llegado a los 1,43 dólares por euro.
Este nivel todavía queda lejos del máximo para el euro (1,60 el año pasado), pero está muy por encima del nivel medio (1,15) desde el nacimiento de la moneda única o de los 1,20 que se estima como nivel de equilibrio entre ambas divisas, según la teoría de la paridad de poder de compra.
Quizá estemos asistiendo a una pequeña crisis de confianza acerca del papel de Estados Unidos en el centro de la economía mundial. El ascenso de los países emergentes y la necesidad de nuevos polos de crecimiento que otorguen estabilidad al sistema y dificulten la aparición de crisis como la actual parecen estar mermando la importancia del dólar en los mercados internacionales. Por otra parte, el déficit de la balanza por cuenta corriente de Estados Unidos está disminuyendo gracias a la reducción del endeudamiento de los hogares, pero al mismo tiempo, el endeudamiento público se dispara. Se espera que el déficit federal, que ya supera el billón de dólares (y supone cerca de un 50% de los ingresos públicos), alcance el 13% del PIB a finales de año, lo que duplicaría los niveles más altos alcanzados en las últimas décadas. Por último, y quizá lo más importante, la Reserva Federal ha estado incrementando exponencialmente la base monetaria del país para evitar la deflación, lo que supone un mayor volumen de dólares en circulación, pero con menor valor.
Sin embargo, también existen factores que apoyarían una menor fortaleza del euro. El PIB europeo cae incluso más que el de Estados Unidos (-4,6% frente a 2,5% en términos interanuales) y, en general, la visión de consenso es que la recuperación del ciclo se iniciará en el gigante norteamericano porque su economía es más flexible y se encuentra en un estadio más avanzado de la crisis. La diferencia entre los tipos de interés a uno y otro lado del Atlántico es escasa, especialmente en los plazos más largos, y no parece ser un soporte demasiado consistente para la divisa europea, más si consideramos que el ciclo de subidas de los tipos de interés llegará, muy probablemente, antes a Estados Unidos que a la zona euro. Por otra parte, en Europa también están aumentando con fuerza el endeudamiento público y la base monetaria, y no hay que olvidar que las recuperaciones europeas en los últimos años se han apoyado en el dinamismo de las exportaciones y no en un consumo interno que ha permanecido bastante endeble, de forma que la fortaleza del euro podría dificultar la recuperación, especialmente en los países más dependientes de su sector exterior y, políticamente, tendría poco sentido apoyarla.
En nuestra opinión, el nivel al que se encuentra el euro en la actualidad es excesivo e insostenible a medio plazo. Si bien, el exceso de oferta de dólares en los mercados internacionales puede seguir penalizando a la divisa norteamericana durante unos meses.
Santiago Martínez Morando (smartinezm@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 7 de junio de 2009.
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