Servicio de estudios: Colaboraciones
21-06-2009

La bolsa mira de reojo a la deuda pública

El bono americano a 10 años llegó a alcanzar una rentabilidad del 4% a principios de junio, un nivel inédito desde septiembre de 2008 tras la caída de los principales bancos de inversión norteamericanos. En las últimas semanas, el bono ha repuntado casi 100 puntos básicos y ha comenzado a lastrar la evolución de la renta variable, que no ha conseguido mantener los máximos anuales alcanzados recientemente.

Desde marzo, las fuertes subidas bursátiles han venido acompañadas de incrementos en los tipos de interés de la deuda pública. Estos avances en tipos eran considerados positivos, ya que reflejaban las expectativas de mejora en el ciclo económico y de que la economía mundial evitaba un escenario prolongado de depresión y deflación. Sin embargo, nuevas subidas sostenidas en la rentabilidad de la deuda pública norteamericana por encima del 4% - 4,5% pueden poner en peligro la recuperación de los mercados bursátiles y, en especial, si el repunte se debe a un incremento en la inflación esperada.

Aunque estemos viendo ya tasas de inflación negativas en las principales economías occidentales por una mala evolución de la demanda interna y el efecto base de las materias primas (en máximos históricos de precios por estas fechas del año pasado), los riesgos inflacionistas siguen latentes. Por un lado, estos riesgos estarían alimentados por las continuas inyecciones de liquidez de los bancos centrales en el sistema financiero. Por otro lado, la demanda de materias primas desde los países emergentes se está recuperando, generando alzas en el precio de las mismas superiores al 40%. Ambos factores pueden llevar a niveles de inflación por encima del 2% en el medio plazo, que se traducirían en expectativas de subida de los tipos de interés. Este eventual escenario amenazaría la sostenibilidad del crecimiento de las economías occidentales, ya que las bases del nuevo ciclo todavía son muy débiles.

Además, parece que el sistema financiero occidental no desaparecerá sepultado por millones de pérdidas en activos tóxicos, gracias a la intervención de los organismos públicos. Sin embargo, a pesar de que las economías occidentales pueden estar salvadas, todavía no han pagado por sus pecados. El elevado endeudamiento asumido por los principales estados occidentales para rescatar a sus economías podría elevar el tipo de interés que estos países tienen que pagar para endeudarse. Un mayor coste de la deuda para estos países se puede traducir en menor gasto público y mayores impuestos, afectando así a su capacidad de crecimiento a largo plazo.

Por lo tanto, en síntesis, existen presiones para que en el medio plazo veamos nuevas subidas en los tipos de interés de la deuda pública, más por motivos considerados perniciosos que por una mejora en las expectativas de crecimiento global. En este sentido, las principales autoridades monetarias mundiales están tratando de mantener la evolución de los tipos de interés bajo control y no descarrilar así la senda de la recuperación económica. No obstante, el inversor de renta variable tendrá que estar atento a la evolución de la deuda pública antes de esperar nuevas subidas de los índices en los próximos meses.

David Blasco Palau (dblascop@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 21 de junio de 2009.


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