Servicio de estudios: Colaboraciones
04-10-2009

¡A las trincheras!

Lo peor ha pasado. El riesgo de quiebra del sistema financiero se ha superado y los paquetes de estimulo económico por parte de los Gobiernos están haciendo su trabajo. Los indicadores macroeconómicos parecen apuntar hacia el final de la recesión global y los analistas seguirán revisando al alza sus previsiones de crecimiento para los próximos trimestres.

Parece un escenario ideal para invertir en renta variable, si no fuera porque el mercado siempre va por delante. Desde los mínimos de marzo, la bolsa europea ha mostrado una revalorización del 55% sin correcciones significativas, cuando históricamente el rebote que indicaba el fin de un ciclo bajista ha sido en media del 70%. Por lo tanto, el margen de rentabilidad parece reducido y las valoraciones bursátiles descuentan un escenario de rápida recuperación, que cuesta creerse cuando empezamos a ver algo de luz tras la peor crisis desde la Gran Depresión de los años 30.

En esta situación, los inversores se encuentran entre la espada y la pared. Los datos positivos podrían seguir dando sostenibilidad al movimiento alcista, aunque probablemente en estos niveles el riesgo a asumir es elevado en determinados sectores. Entonces, ¿qué estrategia bursátil seguir en un escenario como el actual?

Para llegar a una conclusión hemos analizado el comportamiento sectorial histórico en dos casos distintos. Primero, tras alcanzar la fase de consolidación después del rebote, que indica el fin del mercado bajista (donde podríamos encontramos actualmente). Y, segundo, después de que los Bancos Centrales hayan puesto fin a las políticas monetarias expansivas (percibido este último como principal riesgo a una corrección y que podría materializarse en los próximos trimestres).

Los sectores que han sufrido un mayor castigo en la caída bursátil son los que lideran la recuperación en el rebote posterior. Éste fue el caso de los valores tecnológicos tras la crisis de comienzos de siglo y ha sido el del sector financiero en la actual, por lo que esta fase podría haberse extinguido o estar próxima a su finalización. Por su parte, los sectores que se quedan rezagados en la recuperación inicial del nuevo ciclo alcista tienden a mantener un comportamiento superior en la fase posterior de consolidación. De esta forma, si como podríamos pensar nos encontramos en la fase de consolidación, sería una buena estrategia apostar por sectores que se han quedado rezagados, como los defensivos: telecomunicaciones, farmacia y eléctricas.

De otro lado, tras la fase de consolidación, cuando se produce el primer incremento en los tipos de interés por parte de los Bancos Centrales, también han sido históricamente los sectores defensivos quienes han mostrado un mejor comportamiento relativo.

Por lo tanto, tras la revalorización acumulada y con la Reserva Federal retirando en los próximos meses las medidas monetarias expansivas, nos parece una opción interesante a largo plazo una rotación sectorial, desde aquellos con mayor exposición al ciclo y que han mostrado un mejor comportamiento, hacia sectores defensivos que se han quedado retrasados en la recuperación. Además, en nuestra opinión, los inversores empezarán a buscar valoraciones atractivas de compañías con crecimiento sólido, requisito que cumplen en la actualidad los sectores defensivos.

Marcos Sánchez Bienzobas (msanchezb@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 4 de octubre de 2009.


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