Servicio de estudios: Colaboraciones
06-12-2009

Se alquila oficina con vistas

En las próximas semanas abrirá sus puertas el Burj Dubai, el mayor rascacielos del mundo, con sus 818 metros y 160 plantas de altura. No obstante, los pasillos de sus oficinas no sufrirán un tráfico excesivo, y es que al igual que algunos de sus más famosos antecesores, su construcción ha finalizado en medio de una de las peores crisis financiera que se recuerda.

Buena parte de las oficinas del Empire State Building estuvieron vacías tras su apertura en 1931, y el edificio no fue rentable hasta casi veinte años después. Algo similar ocurriría años más tarde con las Torres Petronas de Kuala Lumpur, azotadas por la crisis asiática de 1998.

Esta situación no pasaría de ser una anécdota en una región donde la riqueza en recursos básicos disipaba cualquier preocupación acerca del sector inmobiliario. No obstante, el anuncio reciente del Emirato de Dubai en el que solicitaba una reestructuración de la deuda de Dubai World, vehículo de inversión del emirato y propietario del Burj Dubai, ha disparado las alarmas. Dubai World solicitaba una moratoria en el pago de 3.500 millones de dólares que tendría que hacer frente este mes de diciembre.

El miedo a un contagio sistémico ha sido una de las principales preocupaciones en los mercados. Las caídas bursátiles más acentuadas correspondían a los bancos internacionales, acreedores de Oriente Próximo.

Un pequeño repaso “wikipédico” nos abre los ojos sobre la economía de este emirato. En Dubai, a diferencia de algunos de sus vecinos como Abu Dhabi, la importancia de los recursos básicos ha disminuido notablemente. Se estima que sus reservas petrolíferas se agotarán en 20 años. Esta situación ha llevado al emirato a diversificar sus fuentes de ingresos hacia sectores como el turístico, inmobiliario y financiero.

Esta fuerte expansión del sector inmobiliario, tratando de convertir a Dubai en un centro financiero a la altura de Nueva York o Londres, ha originado gran parte de los problemas por el impacto en los precios inmobiliarios de la grave recesión global.

No obstante, no pensamos que afrontemos un riesgo sistémico, y creemos que el riesgo que corren las entidades acreedoras estaría limitado. En primer lugar, en el hipotético caso de no llegar a un acuerdo para reestructurar su deuda, la solidaridad de los EAU debería disipar el riesgo sistémico. Su vecino Abu Dhabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos, con el 95% del petróleo de la región, “arrimaría el hombro” como último recurso. El fondo soberano de Abu Dhabi cuenta con un volumen de inversión de más de 500.000 millones de dólares, que diluye cualquier elemento de duda acerca de la capacidad para afrontar un rescate de Dubai World.

En lo que respecta al impacto en el sistema financiero que tendría un deterioro en la capacidad de pago de los EAU, se estima que su deuda se situaría alrededor de los 120.000 millones de dólares, correspondiendo la mayor parte de la misma a la deuda de Dubai. Su principal acreedor sería la banca inglesa con un 41% de la exposición, poco más del 1% de los créditos del sistema financiero británico.

Así, no esperamos un contagio del resto de países miembros de los EAU ni vemos proporcionada la reacción de los mercados a la noticia de Dubai World. No obstante, la sensibilidad de los inversores pone de manifiesto el recelo que todavía existe en la recuperación de una economía global que comienza a ver la luz tras la mayor recesión económica de la historia moderna.

Marcos Sánchez Bienzobas (msanchezb@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 6 de diciembre de 2009.


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