Del infierno al cielo
Si tuviera que definir lo que ha ocurrido en los mercados durante este año, diría que hemos estado en el infierno y en el cielo en apenas nueve meses. Estábamos al borde del colapso, pero el mayor paquete de ayudas públicas que se conoce en la historia económica y políticas monetarias ultra expansivas han conseguido poner de pie al muerto, aunque queda todavía un muy largo período de tiempo hasta que pueda caminar por sus propios medios.
A la crisis llegamos como consecuencia de los desequilibrios estructurales generados por la globalización, desde los años 90. Con esta referencia, quiero expresar que al mundo le restan otros diez años por delante para ir solucionando estos desajustes. ¿Cuál es el escenario entonces para 2010 y siguientes?
Pues muy sencillo. Hemos de aprender a vivir con ritmos de crecimiento menores y, sobre todo, tenemos que pagar todo el dinero que hemos fabricado para salir de la crisis. A partir de ahora, el mundo occidental se enfrenta a un reto muy importante: el proceso de reducción de deuda de las familias y la reconducción de los gigantescos déficit públicos generados para salvar las economías. Por otro lado, los países emergentes se enfrentan al reto de estimular economías de demanda y no depender tanto de la demanda occidental. Esto supone desarrollar una clase media con crecimientos de salarios, lo que supondrá menos presión sobre el aparato manufacturero de Occidente.
Estoy satisfecho ya que el mundo vuelve a crecer en 2010, pero les aseguro que todo está cogido con alfileres y, a la mínima que nos salgamos del camino, las tormentas volverán a soplar. Ya que nos llevan entre algodones, será muy importante ver cómo los Bancos Centrales van retirando poco a poco las medidas de estimulo económico y, en este aspecto, las autoridades monetarias deben ser muy cuidadosas.
No preveo subidas de tipos de interés en Europa durante todo el año y Estados Unidos sólo subirá de forma testimonial desde el 0% hasta el 1% - 1,25%. No soy positivo en cuanto a los impuestos, ya que en Occidente, en el momento que volvamos a crecer, se incrementará la presión impositiva para recomponer las maltrechas arcas públicas. Es básico también que el crédito vuelva a la sociedad, pero esto no ocurrirá hasta que los bancos comerciales dejen de financiar a los Gobiernos y seamos los particulares quienes volvamos a financiar al Estado vía mayores tasas de ahorro.
El consumo crecerá de forma discreta, puesto que el acceso a financiación será más restringido y ya no contaremos con el efecto inmobiliario como generador de consumo artificial. El inmobiliario a nivel occidental está claramente tocando suelo, excepto en España, hasta que los precios se ajusten en niveles de 20/25 veces renta de alquiler anual. No obstante, en Asia se ven síntomas claros de exceso de aceleración de precios.
La inflación continuará muy baja, ya que la utilización de la capacidad productiva sigue en niveles inferiores al 75%, lo que desgraciadamente también hará que la creación de empleo no sea muy vigorosa en comparación con otros ciclos. Con todo ello, a las Bolsas les podría quedar una última subida del 7/10%, pero no creemos que mucho más, incrementándose la volatilidad a medida que pase el año y nos demos cuenta de lo lejos que estamos de que el sector privado pueda caminar solo, sin tanta medicina.
Alberto Espelosín Audera (comunicacion@ibercaja.es). Heraldo de Aragón, 20 de diciembre de 2009.
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