Buscando refugio desesperadamente
En las últimas semanas estamos inmersos en una fuerte tormenta, una tempestad de incertidumbre y desconfianza que azota a los mercados. La tormenta se fue formando durante la crisis financiera de hace un par de años. El elevado endeudamiento y la acumulación de riesgos amenazaron los cimientos del sistema financiero. Las borrascas del sistema financiero mundial se fueron alejando y disipando gracias a los vientos reparadores de los Estados soberanos. Sin embargo, una nueva tormenta se ha fraguado y, de nuevo, los inversores han de buscar refugio, pero está vez parece que escasean.
La crisis financiera fue la antesala de una profunda y duradera recesión económica de la que todavía no hemos salido. Para combatir la recesión, los países se embarcaron en amplios paquetes de estímulo. Pero estos estímulos no fueron gratuitos. Los Estados gastaron más de lo que ingresaron, al mismo tiempo que acumulaban importantes cantidades de deuda que tendrían que pagar más adelante.
Para muchos países, entre los que encontramos a Grecia, Portugal, Irlanda o España, el empeoramiento de las cuentas públicas ha sido notable y los mercados han empezado a desconfiar de la sostenibilidad y la capacidad de devolución de las deudas acumuladas. La desconfianza se ha tornado en miedo. Y el miedo ha hecho huir a los inversores buscando un lugar seguro. Un lugar seguro donde esperar a que la tormenta amaine. Alemania es el destino favorito de los inversores atemorizados por la actual crisis. No importa que el bund, el bono alemán a diez años, esté en mínimos de rentabilidad. Parece que la rentabilidad ya no importa, prima la seguridad.
Ante la debilidad de algunos países de la Unión Monetaria Europea, muchas incertidumbres han surgido sobre la viabilidad de la euro zona. Con el objetivo de disipar las crecientes dudas, los países miembros han presentado ambiciosos planes de ajuste para devolver la confianza a los inversores. Adicionalmente, han establecido un Plan Europeo de Estabilidad Financiera para facilitar el acceso a la financiación a aquellos países situados ahora en el ojo del huracán.
A pesar de todo esto, algunos inversores echan en falta una mayor cohesión y eficacia en la toma de decisiones de los países miembros. Nubes negras sobre el euro. El futuro de la moneda única está en juego. Para muchos inversores, el euro ya no es un refugio seguro. El dólar americano y el oro son los últimos reductos. En consecuencia, el dólar se ha apreciado más de 15% desde inicio de año, anotándose el billete verde una revalorización en el último mes y medio frente al euro superior al 10%. El oro, por su parte, acumula también, sólo en el último mes y medio, una revalorización superior al 7%.
Las inversiones seguras atraen el dinero de los inversores en tiempo de crisis. Los activos percibidos como más arriesgados se venden, en ocasiones, a cualquier precio. El pánico nos vuelve irracionales. Irracionalidad que nos hace comprar caro y vender barato. Numerosas oportunidades aparecen en momentos de grandes turbulencias de mercado. Mantener la calma en medio de la tormenta es clave para poder aprovechar estas oportunidades.
En los momentos en los que la tormenta se vuelve más fuerte, buscamos los lugares más seguros para protegernos. En las últimas semanas la tormenta financiera se ha fortalecido, amenazando la estabilidad económica mundial. Los inversores han hecho de Alemania, el dólar americano y el oro sus refugios preferidos. Hay que estar bien preparado para salir del refugio porque, como el saber popular apunta, nunca llovió que no escampara.
Francisco J. Simón Millán (comunicacion@ibercaja.es). Ibercaja Gestión. Heraldo de Aragón, 13 de junio de 2010.
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