Servicio de estudios: Colaboraciones
31-10-2010

Las reformas estructurales de la economía mundial

El ser humano tiende a ser optimista por naturaleza, al igual que los analistas económicos siendo ésta la explicación por la cual desde 1960 el consenso de analistas nunca pronosticó una caída del PIB americano. Hablar ahora de qué pasará durante los próximos años, después de haber visto probablemente lo peor de la recesión, se puede volver a convertir una vez más en un ejercicio de optimismo o poner por fin las bases para que la siguiente generación goce de un escenario macro que permita retomar la senda de “crecimiento sin estímulos”.

No somos eficientes produciendo manufacturas en un mundo global, y menos si además queremos mantener los niveles de estado del bienestar que hemos alcanzado. Sustituir salarios por deuda ya hemos visto que no ha sido la receta efectiva para vivir en esta globalización, con lo que debemos hacer serias reformas estructurales en todo el mundo para cambiar esto, al igual que los países emergentes que deben empezar a generar una economía basada en la demanda, que debe llevar consigo una fuerte apreciación de las divisas.

La normalización de la economía mundial podría durar más tiempo del previsto, dado el alto volumen de reformas necesarias, con lo que un escenario de crecimiento por debajo de la media es lo más realista a estas alturas, más aún cuando la situación presupuestaria de los Estados es muy débil y debemos además afrontar el gran reto de la economía mundial que es el envejecimiento poblacional, imposible de asumir ahora con los altos déficit de los Gobiernos.

Deuda sobre PIB en máximos históricos, Estados endeudados por encima de la media histórica, débil demanda con baja creación de empleo y falta de cohesión mundial son los principales problemas que debemos atajar para sentar las bases de una mayor estabilidad. España en concreto, en los próximos años, afronta un gran reto ya que se deben sentar las bases ahora para que podamos tener crecimientos normalizados en los próximos años, aunque debemos de ser conscientes que el ajuste puede ser más largo de lo normal ya que una de las grandes tareas es cambiar de modelo productivo. La reforma del mercado laboral, la reforma del sistema financiero vía fusiones, el plan de ajuste del déficit hasta niveles del 6% en 2011, una tasa de ahorro por encima del 15% y la reducción del déficit por cuenta corriente son algunos de los aspectos que han empezado a funcionar, aunque todas estas actuaciones en el corto plazo tienen un efecto negativo en la demanda interna donde no vemos mejora en el corto plazo, ya que gran parte de las medidas de ajuste fiscal afectan de forma negativa al consumo y tampoco vemos una mejora relevante de la tasa de paro.

En cualquier caso hay que ser optimistas y pensar que se están poniendo las primeras piedras para que en el largo plazo dependamos de un modelo de crecimiento no basado en los tipos reales negativos creadores de burbujas. Una mayor inversión en capital humano es otra de las claves para el largo plazo y solucionar uno de los problemas más graves de nuestra economía, que es la tasa de paro juvenil, que roza niveles insostenibles. Mientras tanto, los mercados seguirán probablemente en unos rangos muy amplios sin razones para grandes subidas, ni tampoco para grandes bajadas, ya que por fin parece que las economías mundiales se han tomado en serio las reformas estructurales.

Alberto Espelosín (comunicacion@ibercaja.es). Ibercaja Gestión. Heraldo de Aragón, 31 de octubre de 2010.


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