Servicio de estudios: Colaboraciones
14-11-2010

¿Todos contra todos?

En la fecha en que escribo estas líneas da comienzo la Cumbre de Seúl del G20. Hay gran expectación por conocer el comunicado final que se emitirá tras estos dos días de encuentro y debate. De momento los participantes han ido haciendo declaraciones previas bien intencionadas, pero lo que necesita la economía global es más que eso. Se requiere un compromiso por parte de las principales potencias económicas para tratar de corregir sus desequilibrios exteriores sin caer en la trampa del proteccionismo.

La situación actual es delicada y debemos tomarla muy en serio. No en vano el fantasma de la Gran Depresión asoma de nuevo. Esta vez viene de la mano de las divisas, de los desequilibrios que generan las devaluaciones competitivas en las balanzas comerciales de la mayoría de los países: unos con ingentes superávits por cuenta corriente (China, Rusia, Alemania, India, etc.) y otros con abultados déficit comerciales (Estados Unidos, Gran Bretaña, España, etc.). Hasta ahora cada banco central está adoptando las medidas que cree oportunas para mantener su divisa débil en un intento por hacer su economía más competitiva y favorecer así sus exportaciones. El clamor de EE.UU. contra China por mantener el yuan artificialmente infravalorado es ya antiguo. Por su parte, el gobierno de Wen Jiabao alega que una apreciación rápida de su divisa no sería positiva para el mundo, por el elevado recorte en el empleo que conllevaría el cierre de fábricas en China y su efecto en el crecimiento global. Otros países emergentes asiáticos han copiado el modelo de crecimiento de China basado en la exportación, en el ahorro interno y la acumulación de reservas. Así la economía estadounidense es incapaz de competir y está condenado a perpetuar un déficit comercial que dificulta su recuperación.

En vísperas de la cumbre del G20 Europa acusa a EE.UU. de tomar medidas que pueden debilitar aún más el dólar. La zona euro, inmersa en un profundo ajuste fiscal, contaba con las exportaciones para potenciar su crecimiento. Y ahora ve como la apreciación del euro por efecto de estas políticas perjudica sus expectativas.

En definitiva, buscando la salida a esta recesión económica las principales potencias se miran al ombligo y tratan de solucionar sus propios problemas, sin preocuparse de los desequilibrios que se generan en el resto de áreas, con el riesgo global que ello acarrea. En resumen: “todos contra todos”. Este comportamiento individualista es lo que entre todas deben cambiar las grandes naciones. Si lejos de eso se generalizan las devaluaciones encubiertas, y se añaden más controles de capitales y medidas proteccionistas, nos estaremos acercando paso a paso a lo que sucedió en los años treinta del siglo pasado, cuando el comercio internacional se hundió y la economía sólo consiguió deteriorarse más.

En esta cita de los ministros de economía y los gobernadores de los bancos centrales de las mayores economías a nivel mundial habrá voces discordantes, pero lo verdaderamente importante para conseguir un crecimiento global estable y sostenido es que se alcance un acuerdo de coordinación de políticas cambiarias que ponga fin a la “guerra de divisas” y que se transmita a los mercados un mensaje convincente de preservación del libre comercio a nivel mundial. El “todos a una” siempre funciona mejor.

Anabel Laín Aliaga (comunicacion@ibercaja.es). Ibercaja Gestión. Heraldo de Aragón, 14 de noviembre de 2010.


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