Servicio de estudios: Colaboraciones
23-01-2011

Los mercados también cambian

Estamos asistiendo durante los últimos años a una serie de transformaciones en la arquitectura económica, financiera y política global que sólo la perspectiva que ofrece el paso del tiempo permitirá valorar en su justa dimensión. La ruptura con el modelo anterior que ha abierto la crisis cambia el terreno de juego en todos los ámbitos y, por supuesto, los mercados financieros no son ajenos a esta dinámica.

En primer lugar, la regulación de la operatoria y la coordinación entre supervisores evolucionan gracias al impulso del Fondo Monetario Internacional y el G20, entre otros organismos multilaterales, a consecuencia de las lagunas en estos campos que la crisis ha puesto de manifiesto.

En segundo lugar, los mercados son el espacio (virtual) en el que confluyen quienes tienen exceso de ahorro y quienes demandan capital o liquidez para acometer sus proyectos de inversión y / o financiar desequilibrios entre ingresos y gastos. Por lo tanto, la pregunta clave para los Estados, las empresas y las entidades bancarias que buscan fondos es: ¿dónde está ese exceso de ahorro? Tradicionalmente, a lo largo de las décadas pasadas, la respuesta era Occidente y los productores de petróleo.

Sin embargo, y éste es uno de los cambios cruciales en el mapa financiero, el epicentro del ahorro mundial está virando hacia Asia. Y lo está haciendo de manera estructural. Un sucinto repaso a las principales variables macroeconómicas para 2011 es suficiente para comprenderlo. La economía de China crecerá un 9%, sus cuentas públicas presentarán un déficit del 1,7% del PIB y la corriente de la balanza de pagos (exportaciones menos importaciones) presentará un superávit equivalente al 4% del PIB. Mientras, Estados Unidos crecerá un 2,9% y Reino Unido un 2,2%, registrando ambos déficit públicos superiores al 7% del PIB y saldos exteriores negativos.

Es decir, la asignación del ahorro asiático entre las diferentes opciones de inversión y destinos geográficos a escala internacional será determinante para calibrar la senda que puede emprender cada tipología de activos financieros y cada mercado nacional a medio plazo. Por ejemplo, la entrada masiva en renta variable constituiría un factor de soporte para las cotizaciones bursátiles, la compra ingente de deuda pública europea sería un elemento de respaldo a la cotización del euro frente al dólar, la preferencia por un determinado sector sería un factor de diferenciación en su comportamiento bursátil frente al resto, etc.

Esto no quiere decir, ni mucho menos, que Nueva York y Londres pierdan su supremacía como centros financieros globales, al menos a corto plazo. De hecho, las decisiones de inversión del ahorro asiático pueden canalizarse o seguir influenciadas por la opinión de la banca de inversión y los medios de comunicación anglosajones.

En cualquier caso, el funcionamiento de los mercados está mutando sustancialmente desde el punto de vista de la oferta, con la irrupción de agentes diferentes con renovado músculo financiero, cuyas decisiones condicionarán la trayectoria de los mercados. Por lo tanto, habrá que seguir con atención los movimientos en este sentido puesto que, como ocurre siempre en economía, las tendencias macro acaban cristalizando en implicaciones concretas micro.

Enrique Barbero Lahoz (ebarbero@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 23 de enero de 2011.


Volver