Servicio de estudios: Colaboraciones
06-03-2011

¿Tiene Estados Unidos una estrategia de salida?

Durante los últimos días, cuando llego a la oficina y reviso el cierre de los mercados asiáticos, no hago más que preguntarme si ha sido tan “limpia” e inocua la recuperación de la mayor crisis económica, con permiso del crack del 29, a tenor de lo que muestra el gráfico del S&P 500. Desde los mínimos testados en marzo de 2009, ha doblado su precio, llegando a estar a tan solo un 17% de los máximos históricos alcanzados a finales del año 2007. El escenario actual es idílico: márgenes y beneficios empresariales cerca de pico, balances de las compañías con una extraordinaria posición de caja, y unos dirigentes políticos dispuestos a hacer todo lo que esté en sus manos por impulsar los mercados, sirva como ejemplo la relación positiva entre la evolución del índice y la expansión del balance de la Reserva Federal.
La economía americana tiene dos peculiaridades frente al resto de Occidente: el consumo representa más del 70% del PIB y un alto porcentaje de los ahorros de los consumidores se invierten en renta variable. Por lo tanto, qué mejor forma de recuperar la moral de la tropa que promocionar los logros conseguidos: el pasado 25 de enero, el presidente Obama señaló como principal logro en su discurso anual sobre el Estado de la Unión que el mercado se había recuperado, que los beneficios eran saludables, insistiendo en el buen hacer de su política económica.

Y el Presidente está teniendo un gran aliado, la Reserva Federal. ¿Cómo están gestionando la partida? Implementando unos tipos de interés estabilizados en niveles históricamente mínimos y con dos programas de expansión cuantitativa que consisten en ampliar el balance del banco central para dar liquidez al mercado, sostener los tipos a los cuales se referencian las hipotecas y apoyar la valoración de determinados activos de calidad crediticia dudosa. El problema es que la fiesta se acaba el próximo 30 de junio de 2011, fecha fijada por la Reserva Federal como límite para desarrollar el QE2, y con una tasa de crecimiento de la deuda pública insostenible.

Nadie puede discutir que la recuperación económica es una realidad. Según los datos manejado por el consenso, el crecimiento esperado para 2011 alcanzará el 3,3%, una vez revisado al alza desde el 2,6% tras cuantificar los últimos planes de estímulos creados ad hoc para extender los beneficios fiscales que caducaban en diciembre de 2010 de la anterior etapa del Presidente Bush.

El gran dilema que ahora se nos presenta es saber si seremos capaces de anticipar cómo va a reaccionar el mercado a progresivas menores dosis estímulo, combinado esto con un escenario inflacionista en el primer semestre del año como consecuencia de una crisis social en ciernes en los países productores de petróleo. Mientras intentamos ver la luz, la reflexión que me hago al acabar el día en la oficina es que el principal resorte damnificado ha sido el desempleo, que, a pesar de ser la última variable en recuperarse históricamente después de una recesión, sigue siendo la ficha que no encaja.

Javier Rillo Sebastián (ibercajapatrimonios@ibercaja.net). Ibercaja Patrimonios. Heraldo de Aragón, 6 de marzo de 2011.


Volver