El ocaso del sol naciente
Si de algo no adolecen últimamente los mercados financieros, es de aburridos. Si ya teníamos muchas incertidumbres en el aire, lamentablemente esta última semana se ha unido una desgracia de gran calado que se ha cobrado millares de vidas en Japón. Se habla que un terremoto y un tsunami de esta magnitud sólo se ve cada mil años, ojalá no nos hubiera tocado verlo a nosotros. Pasarán incluso meses hasta que sepamos cuáles son las consecuencias reales de lo que está ocurriendo en el país. En este momento, todo son estimaciones, cuantificando la magnitud del desastre poniéndolo en relación con otros vividos previamente.
La magnitud del terremoto es similar a la del terremoto de Kobe de Enero de 1995. En aquel momento, el daño se calculó en unos 10 trillones de yenes. Pero no hubo ni crisis nuclear, ni tsunami. Ahora el impacto será mucho mayor, con una zona afectada mucho más extensa que necesitará más tiempo para la recuperación. A corto plazo, el efecto está claro que será muy intenso, con una destrucción entre un 1,5% - 2% del stock de capital del país.
No obstante, a medio y largo plazo, los esfuerzos de reconstrucción del país podrían tener un efecto positivo sobre el crecimiento nipón. Inherente a esta situación, está la amenaza de la repatriación de capitales que todos los años se produce a cierre de su año fiscal el 31 de marzo y que éste año podría adelantarse por estos hechos. El Banco de Japón ha anunciado que implementará todas las inyecciones de liquidez que sean necesarias para estabilizar a la economía, pero que también vigilará muy de cerca una apreciación temporal excesiva de la moneda nipona.
Desde el punto de vista global, no pensamos que este acontecimiento tenga que desestabilizar las economías mundiales, pero sí está claro que hay ciertos sectores que se han visto más directamente afectados por la tragedia. El sector de reaseguro cuyas pérdidas se estiman entre 14 35 billones de dólares. Otros grandes afectados son los sectores de utilities y de energía. Japón es el tercer mayor importador del mundo de crudo, el mayor de carbón térmico y el mayor importador también de gas natural licuado. Es por ello que el impacto de Japón en los mercados internacionales energéticos es importante. El sector tecnológico, en especial el de semiconductores, también es otro de los afectados, ya que Japón provee aproximadamente el 15% de los componentes utilizados en la fabricación de ordenadores, sistemas electrónicos de consumo y teléfonos móviles. No olvidarnos del sector de lujo, ya que Japón consumía en torno a un 11% del mercado global de este tipo de productos.
Y si ya es difícil calcular el efecto sobre la economía, más difícil es predecir qué harán los mercados. A corto plazo, hemos visto una fuerte presión vendedora en la zona y un nuevo problema mundial añadido, para unos inversores que cada vez se encuentran con más miedo ante la acumulación de mayores riesgos reales y potenciales. Tenemos muchos hitos a lo largo del próximo mes, reuniones en la zona euro para definir los mecanismos de ayuda a los países con problemas, reuniones para definir los límites al endeudamiento norteamericano, sin olvidar las tensiones todavía sin resolver en el mundo árabe. No obstante, sí que podrían presentarse oportunidades para tomar posiciones en compañías excesivamente penalizadas estos días y con un impacto menor de la crisis.
Beatriz Catalán Corredor (comunicacion@ibercaja.es). Ibercaja Gestión. Heraldo de Aragón, 20 de marzo de 2011.
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