Servicio de estudios: Colaboraciones
03-04-2011

2011, año de transición

Ni el conflicto en Libia ni la catástrofe en Japón han debilitado los mercados de renta variable, que cierran el primer trimestre del año próximos a sus máximos anuales. En los 90, el Presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, acuñó el término de exhuberancia irracional para definir una situación de sobrevaloración de activos consecuencia de unas bajas presiones inflacionistas. Muchos son los que ven similitudes con la “complacencia” actual de los mercados.

Nadie niega que las empresas gozan de una saludable situación financiera (elevados niveles de caja y márgenes en niveles máximos). Reflejo de esta situación han sido los últimos resultados publicados y las operaciones corporativas (fusiones y adquisiciones) que, en lo que llevamos de año, ya suman más de 550.000 millones de dólares.

A finales del 2010 comentamos varios puntos que marcarían el devenir de 2011. Uno de ellos era la deuda europea. Los últimos acuerdos han estabilizado los diferenciales de los bonos, sin embargo, no han evitado el más que inminente rescate de Portugal. A fecha de hoy esto supondría, siguiendo los ejemplos de Grecia e Irlanda, unas condiciones de financiación más benignas que las que le exige el mercado y una burbuja de oxígeno hasta 2014 (fecha en la que vencen los préstamos).

Las dudas se ciernen sobre los vencimientos posteriores, ya que no se descarta la reestructuración de la deuda. La situación de las balanzas públicas no es sólo un lastre para algunas economías europeas sino también para países como Reino Unido y Estados Unidos. Si bien estos dos países, de momento, se mantienen al margen de estos temores, tanto por el tamaño de los mismos (el denominado “demasiado grande para caer”), como por las fuertes medidas de contención del déficit que se están llevando a cabo sobre todo en el caso del Reino Unido. Más complicado es el caso del déficit en Estados Unidos, donde pueden empezarse a verse signos de debilidad tal y como muestra que reputados gestores de renta fija hayan empezado a vender posiciones de bonos americanos.

Después de revisar la situación de estos dos agentes económicos (Estado y empresas), sólo nos queda el consumidor. Una subida de los tipos (como la anunciada por el BCE) supone una mayor carga de intereses y una disminución de la renta disponible. Si a esto añadimos los niveles de desempleo y la situación del mercado inmobiliario, no es de extrañar que las ventas sigan sin recuperarse.

Los mercados recogen expectativas, o lo que es lo mismo, adelantan acontecimientos. Ejemplo de esto: ni la bajada de rating al sistema financiero español, ni la situación de Portugal, se han visto reflejados en los mercados. Los bancos centrales y los Gobiernos están dotando de liquidez al mercado para afianzar el frágil crecimiento. Parafraseando lo que dijimos al final del pasado año “los mercados de más riesgo (acciones y materias primas) siguen beneficiándose de un dinero barato ávido de rentabilidades que no dan los bonos, ni de los Estados ni de las empresas de buena calidad”. La renta variable ha recogido parte de la rentabilidad esperada, si bien esta subida no se ha materializado por igual, y hay sectores y valores que podrían recuperar el terreno perdido (como han hecho las energías renovables por la controversia nuclear). 2011 es un año de transición y ya veremos si se trata del año de la complacencia.

Mª José Martínez Blázquez (ibercajapatrimonios@ibercaja.net). Ibercaja Patrimonios. Heraldo de Aragón, 3 de abril de 2011.


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