De Pascua florida a semana de pasión
Hace unas semanas describíamos cómo la complacencia entre los inversores seguía propiciando que los activos de más riesgo (renta variable y materias primas) se situaran a la cabeza de las rentabilidades a finales del primer trimestre del año. ¿Qué ha cambiado el ánimo de estos inversores en las últimas semanas? La deuda pública. Ésta ha sido la desencadenante de los movimientos en los bonos y en las bolsas.
El primer foco de incertidumbre ha surgido con el rescate de Portugal. Los elevados diferenciales que tenía que pagar para poder colocar su deuda daban una alta probabilidad a este evento. Además, los últimos acuerdos adoptados en el seno de la Unión Económica y Monetaria ampliaban los fondos en más de 400.000 millones de euros para acometer una contingencia como ésta. El principal problema de esta intervención es la inestabilidad política del país (pendiente de la celebración de elecciones en junio), que complica más la definición del condicionado de los acuerdos, sobre todo, en relación a los planes de ajuste que debe realizar el gobierno para acceder a ésta financiación.
A su vez, dos nuevos frentes se han abierto en la zona euro: Grecia y Finlandia. Mientras nuestros vecinos nórdicos han visto cómo ganan fuerza en el Parlamento los seguidores antieuropeístas y antimedidas de rescate, el diferencial de los bonos griegos ha repuntado hacia niveles máximos. Sin crecimiento económico es complicado reducir el endeudamiento y, en el caso de Grecia, estamos hablando de un crecimiento esperado para el año 2011 del 2,9% y de un nivel de deuda sobre PIB por encima del 150%. Por ello se pone sobre la mesa la posibilidad de una reestructuración (entiéndase quita) de la deuda de este país, lo cual supondría pérdidas para los actuales tenedores de bonos (principalmente sector financiero y países con reservas de divisas como China). Más incertidumbre.
Por último, la agencia S&P, encargada de clasificar la calidad de la deuda, aunque mantiene la máxima calificación para la deuda norteamericana (AAA), califica con previsión negativa su evolución. Esta actuación responde a una situación política bastante convulsa en esta economía. El control por el partido republicano de la cámara de representantes, tras las elecciones intermedias de otoño, ha desembocado en un arduo debate para la aprobación del presupuesto, para cuya aprobación Obama se ha comprometido a rebajar sustancialmente la deuda en los próximos 12 años. Sin embargo, el Presidente se resiste a recortar el gasto sanitario (uno de los pilares de la campaña electoral y presidencial) con lo que, si no se actua vía gasto, hay que hacerlo vía ingresos, o lo que es lo mismo, subir los impuestos. Esto tiene implicaciones directas sobre un crecimiento económico que se vería lastrado por un menor consumo. De nuevo, más incertidumbre.
La incertidumbre desencadena retrocesos como los que hemos visto en los mercados, además de lo que en el argot financiero se denomina volatilidad (subidas y bajadas bruscas).Demasiados actores para tan poco escenario: endeudamiento público, inflación, desempleo, fin políticas expansivas, conflictos geopoliticos y catástrofes naturales. Ahora el foco se ha centrado en el primero. Sin embargo, durante este año tendremos que convivir con todos ellos. La función ya ha empezado y la volatilidad está invitada. Siéntese en su butaca y
agárrense los cinturones.
María José Martínez Blázquez. (martinez@ibgestion.com). Ibercaja Patrimonios. Heraldo de Aragón, 24 de abril de 2011.
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