Servicio de estudios: Colaboraciones
29-01-2012

Alemania siempre gana

El dominio de la selección alemana era tan abrumador en la época de Gary Lineker que le llevó a decir que “el fútbol es un deporte donde juegan once contra once y Alemania siempre gana”. En Europa, hoy parece que vivimos una situación similar en el plano económico. El PIB alemán creció un 3% en 2011, la tasa de paro se redujo a poco más de la mitad que en el conjunto de la Zona Euro (es decir, a una cuarta parte de la española) y mientras a otros países se les desbocaba el déficit público, los teutones lo limitaron al 1% del PIB.


A finales de 2011 la coyuntura fue algo más negativa, pues la desaceleración del ciclo mundial afectó a su poderosa industria, pero con el nuevo año parece que el viento vuelve a soplar a favor. Los últimos datos de EE.UU. parecen mostrar que la economía mundial se está reactivando, y Alemania será probablemente una de las economías beneficiadas gracias a la competitividad de sus exportaciones. Ante esta perspectiva, la bolsa germana subió casi un 10% en las tres primeras semanas de enero.


Convendría recordar que hace no tanto tiempo la economía de Alemania se encontraba en pleno estancamiento y sin terminar de digerir las consecuencias de la reunificación entre la RFA y la RDA. En cuatro años, entre el primer trimestre de 2001 y el de 2005, el PIB creció un 0,1% y se incumplió sistemática (e impunemente) con el 3% de déficit público máximo estipulado en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Durante esos años se implantaron reformas estructurales (como la del mercado laboral inspirada por el “borrador Hartz”) dirigidas a sanear el tejido empresarial, y, cuando la economía empezó a crecer con fuerza, se afrontó la situación de las cuentas públicas con reducciones de gastos e incrementos impositivos.

 
A los países periféricos se les exige ortodoxia en las cuentas públicas para recuperar su credibilidad ante los inversores, pero implementar políticas fiscales restrictivas cuando el PIB está cayendo puede generar un círculo vicioso de difícil solución. Parece recomendable, tras la experiencia de estos años y siguiendo los comentarios del FMI, ser algo menos exigentes en el ajuste del desequilibrio fiscal a corto plazo manteniendo un firme objetivo de reequilibrarlo en el futuro. Pero es esta una cuestión espinosa, pues resulta imprescindible conservar la confianza de los inversores, que sabemos muy volátil. Para ello parece necesario aumentar el tamaño de los cortafuegos (como el fondo de rescate) y establecer partidas de gasto europeo para fomentar el crecimiento en los países con problemas. Los alemanes no parecen muy proclives a incrementar su contribución, convendría recordarles los beneficios que les ha reportado y les reportará la bonanza económica de sus socios, por desgracia, son menos visibles para la opinión pública que su aportación de fondos.

 
En cualquier caso, es indispensable aplicar reformas estructurales que incrementen el potencial de crecimiento a medio y largo plazo en los países periféricos. En España hemos conseguido que la selección de fútbol, otrora decepcionante, alcance e incluso supere el nivel de juego y resultados de la selección alemana. Si aplicáramos el mismo empeño en construir un tejido empresarial competitivo, quizá dentro de unos años no nos acordásemos de lo mal que lo estamos pasando ahora.

Santiago Martínez Morando (smartinez@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 29 de enero de 2012


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