Servicio de estudios: Colaboraciones
27-05-2012

Cuando todo va mal, ¿qué más puede ir peor?

Repasando la prensa financiera de las últimas semanas es difícil encontrar alguna noticia que pueda aliviar el estado de ánimo de los inversores. El crecimiento económico americano parece haber tocado techo mientras que en China todo apunta a una clara desaceleración. En Europa seguimos enfrascados en una guerra entre los partidarios de la austeridad fiscal y los defensores de las políticas de crecimiento y los Eurobonos. Grecia parece dispuesta a morir matando y exige benevolencia al resto de Europa amenazando con las consecuencias que su salida del Euro supondría para la Unión. En España, las medidas que se están tomando son positivas pero quizás no lo suficientemente profundas y el actual entorno de mercado no favorece las medias tintas. El BCE no ha hecho acto de presencia en los mercados y hasta la llamada de Obama parece haber caído en saco roto. Con esta retahíla de noticias, no sorprende el comportamiento de los mercados, con caídas para las bolsas europeas del 15% desde los máximos del pasado mes de marzo y del 30% para la bolsa española. Algunos indicadores de pesimismo y percepción de riesgo superan ya los niveles alcanzados durante la quiebra de Lehman Brothers, allá por 2008.

¿Pero algo más puede ir peor? Los inversores están empezando a valorar la posibilidad de que la Unión Europea se rompa y que el Euro desaparezca. Sin embargo en nuestra opinión, el coste económico y social para Europa de este evento es tan descomunal que la probabilidad de que esto suceda es muy reducida. Creemos que la visión de este abismo va a suponer el resorte que Europa necesita. Por eso cabe prever que, de cara a las nuevas elecciones griegas del 17 de junio y del Consejo Europeo una semana después, veamos medidas que traten de frenar el estado alterado de ánimo de las últimas semanas. La intervención del BCE parece inevitable y posiblemente Mario Draghi este guardando sus balas para el momento adecuado.

Esta posible intervención debería suponer un rebote para los mercados. Puede ser una oportunidad a corto plazo, si bien siempre manteniendo la cabeza fría. De lo que estamos hablando aquí es de un bálsamo como vimos en otras ocasiones a lo largo de 2010 y 2011. En el medio y largo plazo lo que Europa necesita es una apuesta decidida por una mayor integración entre los países. Europa solo se soluciona con más Europa. Hasta que estas soluciones de fondo no estén en marcha el riesgo soberano europeo seguirá suponiendo un lastre para los mercados.

David Blasco Palau (dblascop@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 27 de mayo de 2012


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