Mentiras, malditas mentiras e Informes de Organismos Internacionales
No suelo hacer mucho caso a los informes de los organismos internacionales. Su burocracia interna provoca que, a menudo, se basen en información conocida hace tiempo y, en un mercado como el actual tan cambiante, cuando se publican eso suele ser Prehistoria. Por ejemplo, el FMI acaba de rebajar sus estimaciones de crecimiento mundiales hasta el 3,3% desde el 3,5% para 2012 cuando muchas casas de análisis ya lo estiman en el entorno del 3%. Esta semana, otro informe suyo ha hecho enfriar el clima de optimismo en los mercados financieros. Evalúa la evolución de la crisis financiera en Europa desde abril y lo raro, con el miedo que hemos pasado desde entonces, es que llegase a la conclusión de que la cosa estaba solucionada. Sin embargo, esta vez, sus conclusiones todavía son relevantes: el crecimiento del crédito sigue siendo negativo en todas las áreas periféricas y si no se pone remedio, va a seguir en la misma dirección. El Banco Central Europeo debe pasar de las palabras a los hechos y tratar de suavizar este proceso de desapalancamiento del sector financiero. Debe además cortar el flujo de capitales de las economías periféricas a las centroeuropeas y de la zona en su conjunto hacia otras economías como EEUU o Japón. Justo lo que pedíamos en nuestro artículo publicado en julio. Por lo menos desde entonces, el BCE ha admitido que el sistema de transmisión de sus políticas monetarias no funciona, un gran paso adelante; pero los intereses partidistas entre las distintas naciones del área siguen siendo evidentes. A pesar de que la Bolsa española está un 10% por encima y la prima de riesgo 200 puntos básicos por debajo, la situación no puede definirse como idílica. Una cifra: 10.000 millones de euros aumentará la factura de intereses en 2013; más de lo que se espera que aumenten los ingresos tributarios. Muy difícil de contrarrestar para una economía con un 25% de paro y en la que el coste de financiación de empresas y consumidores no registra ninguna relajación. Esta semana contestábamos a preguntas sobre qué activos son los que habría que comprar para jugar el rescate de España y la intervención del BCE. Nuestra respuesta era de duda; no nos fiamos todavía y queremos ver más consenso entre los políticos europeos en que una actuación de gran impacto es imprescindible para reconducir la crisis. Ojala Draghi nos sorprenda, sea tan agresivo como sonó en sus declaraciones de julio y agosto, y podamos ver el futuro de nuestra economía con mejores perspectivas. Por ahora, seguimos pensando que los momentos de falsa calma como los actuales deben ser aprovechados para reducir los riesgos de las carteras, aumentar la diversificación geográfica y de clases de activos, y dejar hueco para posibles nuevos momentos de tensión.
Oscar del Diego Ereza (odiego@ibercaja.es). Ibercaja Gestión. Heraldo de Aragón, 14 de octubre de 2012
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