Servicio de estudios: Colaboraciones
21-10-2012

Precipicio fiscal

El denominado “fiscal cliff” en su idioma original, que suena entre ominoso y a improbable película de serie B, se refiere al vencimiento a final de año de una serie de medidas expansivas por parte del Gobierno de EE.UU. En concreto, a la extinción de programas de rebajas fiscales y de gasto público extraordinario por un importe que podría rondar el 5% del mayor PIB del mundo.


Un recorte de semejante envergadura abocaría a EE.UU., y quizá a la economía global, a una nueva recesión, de forma que se estudia la posibilidad de extender en el tiempo algunas de las medidas implementadas, como ya se ha hecho en el pasado.

 
El problema de seguir dando patadas adelante es que las cuentas públicas del coloso americano no están precisamente saneadas. El déficit público alcanzó el 13,3% del PIB en 2009 (marca sólo superada entre los países avanzados por Grecia e Irlanda), aún excedía el 10% del PIB en 2010 y 2011 y apenas se reducirá más allá del 9% este año según las previsiones del FMI, situando la deuda pública en el 107,2% del PIB.
Estas cuentas sólo son comparables a las de los países europeos rescatados y a las de Japón. Entre estos tres casos hay importantes diferencias. Japón cuenta con una política monetaria y una divisa independientes, como EE.UU., pero además mantiene un superávit comercial que permite a su tesoro financiarse internamente. EE.UU. se ha beneficiado de las políticas heterodoxas de la Reserva Federal, que ha comprado cantidades ingentes de deuda pública contribuyendo a mantener los tipos de interés en niveles muy bajos, pero esto sólo ha sido posible en un entorno turbulento gracias a que la americana es tomada como la “special one” entre las economías y a que su deuda y su divisa siguen siendo activos refugio de referencia mundial.


La pregunta clave es si esta consideración se puede mantener indefinidamente en el tiempo, si para los inversores extranjeros seguirá siendo atractivo invertir en deuda pública de EE.UU. al 0,3% a dos años o a menos del 2% a diez, especialmente si temen que el dólar se continúe depreciando. Con las cotas actuales de endeudamiento, una subida de los tipos de interés que aumentase con fuerza la carga fiscal podría provocar una situación tan insostenible como las de Irlanda o Portugal, con la diferencia de que no habría un rescate sino una fuerte quita, ya fuera directa o, más probablemente, enmascarada por la inflación y el desplome del dólar.


Todavía están por elegir el Presidente, Senado y Parlamento que se enfrentarán a tan tenebroso panorama, esperemos que hallen una salida al “fiscal cliff” distinta a una mala película de catástrofes financieras hecha realidad.

Santiago Martínez Morando (smartinezm@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 21 de octubre de 2012


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