Servicio de estudios: Colaboraciones
09-12-2012

Un órdago demasiado arriesgado

Si este verano alguien hubiera dicho que España iba a terminar el año sin solicitar la asistencia financiera, la mayoría hubiéramos esbozado una sonrisa. Sin embargo, a estas alturas, parece claro que este escenario no se baraja en el corto plazo.

Ni el deterioro de la situación económica, ni el clima social, ni las elecciones regionales, han sido el detonante que acelerase un proceso que hace nada se daba por hecho. Y es que el órdago del gobierno, en forma de declaraciones ambiguas, ha apaciguado a los mercados. Parece que la simple amenaza de un rescate en el horizonte ha sido suficiente para contener el azote de los inversores, de momento.

Es más, no me extrañaría que, lo que pareciera una utopía hace unas semanas, sea ahora mismo una carta sobre la mesa de Moncloa. España ya ha cubierto sus emisiones este año, el coste de financiación se ha reducido notablemente y, la mejora en el sentimiento, toda vez que la ruptura del Euro ya no es una opción, ha dado lugar a un mayor apetito del capital extranjero por la deuda española en búsqueda de rentabilidad. ¿Para que es necesario un rescate en este entorno?, se preguntará el gobierno.

Pero, en mi opinión, la situación actual se encuentra lejos de poder considerarse normalizada. España no tiene las cartas adecuadas para seguir con este órdago por mucho tiempo y no solicitar el rescate podría reavivar la crisis de deuda en la Zona Euro.

En primer lugar no perdamos de vista los elevados volúmenes de emisión a los que nos enfrentamos en 2013. Se estima una emisión bruta de unos 200.000 millones de euros en el año. Será necesario que las condiciones de mercado continúen siendo laxas y las finanzas nacionales no van a contribuir a ello.

Además, el coste de la deuda sigue estando muy por encima de lo que correspondería en unas condiciones normalizadas de mercado, por lo que la reticencia a solicitar el rescate supone un importante coste para la economía española. A grandes números, si se pudiera contener la prima de riesgo 100 puntos básicos por debajo de los niveles actuales, el Estado se ahorraría más de 2.000 millones de euros en cargas financieras.

Y todo esto teniendo en cuenta que retrasar la solicitud de asistencia financiera podría ser un riesgo a las puertas de las elecciones federales en Alemania. Parece poco probable que el gobierno de Merkel esté abierto al debate de la asistencia a España después de la primavera.

Por su puesto, podría estar equivocado y que, la amenaza del rescate, sea suficiente para mantener la mejora progresiva de sentimiento que hemos visto en los últimos meses. Pero, en todo caso, me parece una apuesta demasiado arriesgada que nos podría llevar a perder la partida que hemos estado jugando estos últimos años. ¿Debemos correr ese riesgo? No soy quien para decidir, ¿alguien lo es?

Marcos Sánchez Bienzobas (msanchezb@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 9 de diciembre de 2012 


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