Servicio de estudios: Colaboraciones
13-01-2013

La primavera de Kondratieff

Kondratieff, economista ruso de la primera mitad del siglo XX, fue el primero en introducir el concepto de los superciclos económicos, que pueden durar entre 40 y 60 años y suelen dividirse en cuatro periodos, expansión, colapso, estancamiento y recesión. El último periodo o invierno se caracteriza por una caída importante de la actividad económica y por la deflación, y hasta que no se purgan suficientemente los excesos de deuda, mala asignación del capital y burbujas especulativas del ciclo anterior, no puede empezar una nueva onda expansiva de crecimiento de largo plazo. Muchos opinan que las economías desarrolladas llevan en esta estación desde la explosión de la burbuja tecnológica y que la agresividad de las autoridades monetarias no ha hecho más que alargarla, sin solucionar los problemas de fondo.


¡Al menos es alentador no comenzar mi artículo trimestral hablando de la crisis de deuda soberana! Y es que, tras encadenar 7 meses de buen comportamiento generalizado de los activos con riesgo, el debate empieza a abrirse sobre si estamos viviendo el inicio de un nuevo mercado alcista de bolsa y de crecimiento económico. Yo no soy tan optimista: los niveles de deuda de las economías desarrolladas todavía están por encima de los de principios de siglo y la “nueva ortodoxia” de políticas monetarias ultralaxas no puede acabar más que en inflación, burbujas de activos reales (también del oro) y alguna que otra crisis en los mercados de divisas. Sin embargo, no creo que sea en el próximo trimestre: por fin parece que se han estabilizado los flujos financieros en la zona euro y desde agosto ha disminuido la dependencia del BCE de los sistemas financieros periféricos; la confianza empresarial a nivel mundial lleva ya 4 meses de recuperación y se ha situado en niveles de expansión económica, aunque moderada; la inflación global está dando un respiro con tasas trimestrales anualizadas del entorno del 0%, lo que puede impulsar el consumo privado; y la senda de revisión de beneficios, aunque negativa todavía y ayudada por la falta de actividad en Navidades, también ha mejorado recientemente.


Una vez solucionado (o pospuesto) el “abismo fiscal” estadounidense, a los inversores les queda por delante un año en el que las rentabilidades de 2012 de los activos de renta fija son difícilmente replicables. 14 economías con un mercado de bonos de 65 billones (europeos) de dólares tienen tipos de interés próximos a 0. Los agentes tienen que redistribuir sus carteras a principio de año y a no ser que estén dispuestos a aceptar rentabilidades por debajo de la inflación, los flujos hacia renta fija periférica y bolsas en general deberían seguir mejorando. La primavera, al menos una miniprimavera, puede haber empezado antes de tiempo en Europa.

Oscar del Diego Ereza (odiego@ibercaja.es). Ibercaja Gestión. Heraldo de Aragón, 13 de enero de 2013



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