Servicio de estudios: Colaboraciones
03-02-2013

Que sí, que no, que nunca te decides ...

La neutralización de los factores de riesgo que primaron durante 2012 (ruptura del euro y el precipicio fiscal estadounidense) , las señales de recuperación en las economías emergentes y EEUU, y el apoyo infinito de los bancos centrales, sentaron las bases para la recuperación de los mercados. Y como buen ejemplo, el español, su bolsa acumula una revalorización superior al 40% desde los mínimos y la rentabilidad de la deuda española ha pasado del 7% hasta el 5%. Pero, ¿no estábamos al borde del abismo apenas hace 6 meses?.


Con el anuncio veraniego del BCE a manos de Draghi parecía solo cuestión de tiempo que España pidiera el rescate. Contra todo pronóstico y medio año más tarde, no lo ha hecho. La disposición por parte del BCE a la compra de deuda con el objetivo de asegurar unos costes de financiación sostenibles, implicaba una cesión de poder político, cuyos efectos resultaban desconocidos. La petición de asistencia financiera, comúnmente conocida como rescate, aseguraría la estabilidad de los costes de financiación. Sin embargo, la mera amenaza de intervención del BCE ha bastado para mantener a raya estos costes, disipando así la necesidad de pedir un rescate.


¿Refleja esto una mejora de fundamentales o sólo es el respaldo del BCE? ¿Un cambio de percepción sobre España? Sin duda, durante 2012 se han dado pasos importantes: introducción de la reforma laboral, reestructuración del sistema financiero con inyección europea de capital y medidas varias de consolidación fiscal todas ellas encaminadas a mejorar la competitividad española.


El efecto Draghi cambió las reglas de juego en términos de sentimiento y supuso un punto de inflexión en los mercados. Dio comienzo a una ola de compras de deuda pública por parte de los inversores extranjeros, en un proceso de búsqueda de rentabilidad o depósito de confianza. El proceso se fue retroalimentando ante la expectativa de que finalmente se pidiera el rescate, pero nunca fue así.


En mitad de este contagio de positivismo e idealidad, se ha abierto una ventana de financiación aprovechada tanto por las empresas como por el tesoro público, permitiendo incluso que alguna entidad financiera devolviera antes de lo previsto los recursos captados en la subasta a 3 años, hace tan sólo justo un año. ¿Serán sostenibles las actuales condiciones de financiación? .


El riesgo podría estar en extraer prematuras conclusiones optimistas, ante las incipientes señales de mejora. Sin duda, 2013 será un año de esfuerzo y sacrificio, con lentos avances. Un paro en máximos históricos con un techo desconocido, el desapalancamiento del sector privado y un proceso de consolidación fiscal que mantenga a raya la deuda por debajo del 100% del PIB, no parece el mejor de los mundos. Las sombrías perspectivas económicas para España seguirán pesando en el ánimo de los inversores. Y en cuanto al rescate, nada por el momento.

Noemí Diez Cebamanos (ndiez@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 3 de febrero de 2013


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