Ingobernabilidad a la italiana
El pasado fin de semana los italianos manifestaron su oposición a las reformas implementadas por el tecnócrata Mario Monti. Los partidos más beligerantes con el ajuste fiscal y estructural llevado a cabo por exigencia de la Unión Europea han sido los beneficiarios del voto de castigo de los electores. El complicado escenario político que han pintado las recientes elecciones podría paralizar los avances conseguidos en el último año: mayor integración bancaria, fiscal y económica. Por un lado, no parece fácil conseguir una gran coalición entre el centro izquierda (Bersani) y el centro derecha (Berlusconi). Y por otro, el nuevo partido emergente (Grillo), que aboga por una renovación política y por su rechazo a los recortes impuestos, no va a pactar con Bersani para formar gobierno en contra de sus principios. Como mucho podrían firmar pactos puntuales para aprobar determinadas leyes.
Así, Italia afronta una situación delicada en un año en el que tiene vencimientos de deuda por un 32% de su PIB, pero también el resto de países de la Eurozona se ve indirectamente afectado. Esta nueva dosis de incertidumbre llega, además, cuando los datos macroeconómicos en Europa están dando signos de debilidad. La semana pasada se vieron las primeras revisiones a la baja de las expectativas de PIB para el primer trimestre en la Eurozona (-0,5% intertrimestal). Tras este resultado electoral parece más probable que el Banco Central Europeo, en su reunión del próximo 7 de marzo, recorte su tipo de intervención hasta el 0,50%.
Desde que el pasado verano Draghi dio su firme apoyo al euro, la mejora de las condiciones financieras y la reducción aparejada de la volatilidad de los mercados, han creado un entorno que favorece la inversión en activos de mayor riesgo y en países de la periferia. Este círculo virtuoso depende de la superación de la ingobernabilidad que ha surgido de las urnas italianas.
Anabel Laín Aliaga. (alain@ibercaja.es). Ibercaja Gestión. Heraldo de Aragón, 3 de marzo de 2013
Volver