¿Nikkei a 63.000?
Así titulaba su informe Dylan Grice, analista conocido por sus puntos de vista distintos del consenso, hace casi año y medio. Aunque a primera vista podría parecer un informe bursátil alcista, realmente destacaba los riesgos inflacionistas en que podía incurrir Japón en su intento de salir de su espiral deflacionista. Desde noviembre, cuando empezaron a difundirse las ideas de cambio del nuevo primer ministro Abe, la bolsa japonesa ha subido más de un 50%, a la vez que el yen se ha depreciado un 30% frente al euro y el dólar. Movimientos tan bruscos de las divisas son desestabilizantes para cualquier economía, desarrollada o no, y la inflación cuando se despierta es un dragón difícil de domesticar. De todas formas, las políticas ultraexpansivas de EEUU y ahora Japón parecen estar ganando la partida a las de austeridad implantadas por Europa: las mejores noticias de crecimiento vienen del otro lado del Atlántico y las únicas revisiones de beneficios empresariales positivas, del Pacífico. Los flujos siguen las noticias y aunque en el último mes se han vuelto a registrar entradas netas en renta variable, estas se centran en EEUU y Japón; en los fondos focalizados en las bolsas europeas y emergentes se han vuelto a ver salidas.
Desde el punto de vista técnico, entramos en una fase de consolidación que debería llevarnos hacia nuevos máximos en verano. Estacionalmente entramos en el peor trimestre del año, aunque la falta de alternativas debería evitar retrocesos importantes de los mercados. Hay que seguir aprovechando los momentos de nerviosismo para aumentar la exposición a renta variable de las carteras. La diversificación internacional sigue siendo primordial, ya que la falta de tracción en la integración financiera y fiscal y la inoperancia del BCE (sobre todo en términos relativos) nos hacen seguir siendo pesimistas sobre la evolución del crecimiento económico de la Zona Euro.
Oscar del Diego Ereza (odiego@ibercaja.es). Ibercaja Gestión. Heraldo de Aragón, 14 de abril de 2013
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