Servicio de estudios: Colaboraciones
26-05-2013

Cinco años después de Lechman

Han pasado casi cinco años desde que la quiebra de Lehman Brothers diera paso a la crisis económica más grave desde la segunda guerra mundial, el PIB global ha crecido por encima del 3% durante los tres últimos años y en los mercados financieros se respira una tranquilidad desconocida desde entonces. ¿Se puede decir, por fin, que hemos dejado atrás la crisis?.


En la Zona Euro, desgraciadamente, la respuesta es no. El PIB sigue cayendo y el paro alcanza cotas desconocidas. En los países más afectados el desequilibrio de las cuentas públicas, aunque menor, sigue dificultando la aplicación de políticas que estimulen el crecimiento, en toda la región se aprecia una exasperante falta de dinamismo y los avances institucionales son lentos.


La coyuntura parece más positiva en EE.UU. y en los países emergentes. El primero lleva casi cuatro años creciendo, lo que ha favorecido un descenso de la tasa de paro hasta el 7,5%, los segundos sufrieron menos la crisis en términos generales y mantienen su proceso de convergencia con los países desarrollados. Sin embargo, no se consiguen alcanzar las tasas de expansión vistas antes de 2008 (7,7% medio de 2003 a 2007) y desconocemos el potencial a largo plazo de los países emergentes en un mundo donde los avanzados crecen a tasas moderadas mientras sanean sus economías. Y es que, el saneamiento todavía no ha finalizado. En Europa lo sabemos bien, en EE.UU. todavía hay que calibrar los efectos de una austeridad fiscal que sólo ahora empieza a aplicarse.


La liquidez inyectada por las autoridades monetarias ha sido clave para evitar una gran depresión pero las consecuencias a largo plazo son una incógnita. Tras el último plan de estímulo del Banco de Japón se habla cada vez más abiertamente de complacencia en los mercados financieros y de la amenaza de formación de burbujas en un entorno de infravaloración del riesgo. Sólo cuando comiencen a retirarse las medidas implementadas por los bancos centrales en los últimos años sabremos hasta qué punto la recuperación de la economía mundial se asienta sobre bases sólidas y hasta qué punto es una ilusión monetaria. Que el Nikkei cayera un 7,3% después de que la Reserva Federal de EE.UU. mostrase una mayor disposición a relajar su política expansiva y de que un dato de confianza en China apuntase a su desaceleración económica no es una buena señal. Cinco años después de Lehman, más que haber dejado atrás la crisis parece que seguimos tratando de huir de ella, esperemos haber aprendido algo para sentar las bases de un ciclo de crecimiento más equilibrado y sostenible.

Santiago Martínez Morando (smartinezm@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 26 de mayo de 2013


Volver