Un poco de optimismo
Portugal es un claro ejemplo de que las cosas no están resueltas definitivamente en la Eurozona: tras cumplir a pies juntillas con las recomendaciones de Bruselas, que le han ayudado a que su PIB caiga casi un 10% en los últimos 3 años, y reducir su déficit primario en 7 puntos, su economía se seguía financiando esta primavera entre 3 y 5 puntos por encima de la alemana. Con la última crisis de gobierno, Draghi ha tenido su primera oportunidad sería de actuar desde su believe me del verano, pero parece que se ha olvidado de que Portugal pertenece a la Unión Monetaria. Que su plan de compra de bonos, de llegar a activarse, fuese bloqueado por el Parlamento Alemán es algo a lo que el italiano parece no querer arriesgarse.
Y me da mucho coraje, porque en un momento en el que la economía europea, y, en especial, la española parecen salir del invierno más largo, lo que menos necesitan en inestabilidad. Las encuestas de confianza empresarial y del consumidor han mejorado, la balanza por cuenta corriente puede acabar el año en positivo, se ha creado empleo en los últimos 5 meses, las ventas minoristas caen a un ritmo anual la mitad que a finales de año, el Gobierno está emitiendo la deuda a tipos un punto por debajo de los del año pasado, el sistema financiero sigue con su ajuste y los desequilibrios con el resto del sistema europeo se vienen reduciendo ininterrumpidamente desde agosto pasado
Como decían los Beatles, con un poco de ayuda de nuestros amigos podríamos ver la luz al final del túnel: que Portugal y Grecia no provoquen una subida en el coste de financiación, que Alemania no se empeñe en que el BCE sea el Banco Central de Alemania, que China siga tirando del carro a nivel mundial o que EEUU no retire estímulos monetarios antes de lo debido. Nosotros debemos seguir trabajando con más reformas, más responsabilidad, más ambición y un poquito más de optimismo.
Oscar del Diego Ereza (odiego@ibercaja.es). Ibercaja Gestión. Heraldo de Aragón, 14 de julio de 2013
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