En ocasiones veo cubatas a tres euros

La desaparición de la peseta durante la época de bonanza que vivimos en la década previa vino acompañada de un notable incremento de los precios al consumo, si atendemos al IPC, en torno a un punto superior al de nuestros socios europeos y, si atendemos a la percepción popular, mayor todavía.

También se vivieron notables fluctuaciones derivadas de las variaciones en el precio de las materias primas, vimos tasas de incremento del IPC superiores al 5% en 2008 y negativas en 2009. En los últimos años el incremento de los precios ha resultado más suave y el principal factor de distorsión ha sido la subida de los impuestos indirectos. El aumento del IVA de septiembre del año pasado condujo al IPC a crecer por encima del 3%. Este año, por efecto base, asistiremos el efecto contrario y es probable que veamos tasas inferiores al 1% en el último trimestre.

Más allá de estas oscilaciones, la debilidad de la demanda interna y la contención de los salarios se están traduciendo en una estabilidad de precios que es común a la mayoría de los países avanzados y que puede sorprender por darse en un contexto de fuerte expansión monetaria desde los bancos centrales. La inflación no es percibida como una amenaza y actualmente se teme más a la deflación y sus efectos recesivos sobre la inversión y el consumo, con el claro precedente de la economía japonesa. ¿Llegaremos a ver caídas sostenidas en los precios en España? Por ahora se aprecia contención en los antes siempre alcistas precios de bares y restaurantes, símbolos en el imaginario colectivo del redondeo durante la llegada del euro. Pero junto a las ofertas de cerveza en cubos y los módicos precios de los cubatas en las verbenas estivales convive la moda de los gintonic premium. Esta dicotomía de precios entre productos de diferentes calidad y cliente objetivo puede ser un buen resumen de la situación.

Santiago Martínez Morando (smartinezm@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 25 de agosto de 2013