Cumbres borrascosas
A los asiduos a esta sección, no les resultará extraño el anglicismo sell in may and go away (vende en mayo y vete). Este año parece que se volverá a ratificar esta afirmación si bien no con rotundidad, cerrando prácticamente sin cambios en la renta variable desarrollada y con caídas generalizadas en la renta fija.
El cambio en el discurso de la FED alertando del comienzo de la retirada de estímulos monetarios, rompió en junio el circulo virtuoso donde entraba dinero barato y se invertía en cualquier deuda y en menor medida en renta variable a la espera de obtener un retorno mayor que el del activo sin riesgo (1%).
Dos meses más tarde, hemos visto cómo se ha estabilizado el riesgo de la renta variable. Digamos que esos parámetros de los que hablamos se han normalizado gracias a unos mejores datos en EE.UU y en Europa. De estos dos, el que más sorprende quizá sea el comportamiento europeo donde las dudas siguen siendo muchas sobretodo por la falta de crecimiento económico, lo que se ha producido es que se ha estado dispuesto a pagar más por una Eurozona en la que se está viendo una estabilidad en el riesgo periférico.
Peor suerte ha corrido la renta fija, donde se destinaron la mayor parte de los flujos monetarios creando una burbuja en la que, en el lado emergente, primaba más la rentabilidad del bono que el riesgo y en el de los desarrollados eran los bancos centrales los encargados de controlar los tipos en niveles bajos. Es por ello, que como en todo proceso de euforia, tardaremos un tiempo en ver niveles normalizados.
Los meses venideros vienen cargados de hechos relevantes en la política europea: elecciones alemanas, inestabilidad del gobierno italiano y revisión de los planes de rescate que probablemente provoquen movimientos en los mercados. Una vez pasados los mismos, seguramente tengamos más claros los parámetros para la inversión en renta variable.
María José Martínez Blázquez (mjmartinezb@ibercaja.es). Ibercaja Patrimonios. Heraldo de Aragón, 1 de septiembre de 2013
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