A vueltas con la inflación

El filósofo y economista liberal estadounidense Henry Hazlitt decía “las causas de la inflación no son múltiples y complejas sino simplemente el resultado de la excesiva impresión de dinero”. Hazlitt falleció en 1993, pero no puedo evitar preguntarme qué hubiera dicho si le hubiera tocado ser testigo de un mundo con unos tipos cercanos a cero, cuatro rondas de relajación cuantitativa en EEUU, operaciones monetarias directas (OMT) en Europa y una política monetaria excepcionalmente expansiva en muchas otras economías.

Quizás se hubiera cuestionado sus creencias, porque a pesar de todo lo anterior, el crecimiento de la masa monetaria ha seguido siendo moderado en todo el mundo y siguen sin aparecer presiones inflacionistas. ¿La razón fundamental? El desplome de la velocidad de circulación del dinero, es decir, del número de veces que una unidad monetaria cambia de manos en la compra de bienes y servicios.

Esta caída en la velocidad del dinero demuestra que los mecanismos tradicionales de transmisión vinculados a la demanda se han detenido. Esto se debe a que los hogares han optado por ahorrar y pagar sus deudas en lugar de comprar artículos nuevos y a que las empresas con abundante tesorería han decidido no invertir porque no están seguras de que vaya a haber demanda para sus productos.

Sin embargo, no debemos pasar por alto que a medida que el crecimiento vaya acelerándose, y los últimos datos publicados parecen dar muestras de ello, los mecanismos de transmisión monetaria empezarán a funcionar, y los bancos centrales se enfrentarán al delicado reto de drenar toda la ingente cantidad de liquidez que han inyectado en el sistema a lo largo de los últimos años. Se tratará de un proceso del que no existen precedentes y que va a plantear importantes retos en términos de magnitudes y plazos, generando un riesgo de inflación potencialmente elevado. Quizás entonces, las palabras de Henry Hazlitt vuelvan a nuestra memoria.

Cristina Gavín Moreno (cgavin@ibercaja.es). Ibercaja Gestión. Heraldo de Aragón, 15 de septiembre de 2013