Servicio de estudios: Colaboraciones
06-04-2014

Digan lo que digan

No me negarán que Rafael es un artista que no deja indiferente a nadie. Al igual que el presidente del BCE, Mario Draghi, desata pasiones cada vez que aparece ante los focos. El máximo responsable de la política monetaria europea tuvo una nueva y esperada intervención el jueves de esta semana. Como ocurrió en julio de 2012, ninguna nueva medida se ha anunciado pero ha confirmado que tiene todo el instrumental preparado (incluyendo QE a la “americana”) para paliar cualquier riesgo que aceche a la economía (mercado financiero apostillo yo). ¿Cuál ha sido la respuesta de los agentes que toman decisiones? Poner a la bolsa española con una rentabilidad del +6.5% en el año, cotizando a un PER superior a 16x y su bono a 5 años al mismo nivel que en EEUU, al 1.80%. Quizás no fuera lógica la situación vivida por todos los países periféricos en el verano de 2012 pero los tipos de interés actuales a los cuales se están financiando algunos gobiernos considero que son una anomalía. Acepto que si se toma como ejemplo Japón, país que se financia a 10 años al 0.60%, todo es posible.


No olvidemos algunos parámetros como el nivel de deuda pública sobre PIB, el déficit público, el crecimiento económico potencial o la tasa de paro de algún país que otro, pilares en los que se debería apoyar cualquier análisis racional sobre la calidad de la deuda de un país. Sin embargo, como consecuencia de la política global de los bancos centrales, tipos de interés al 0%, el flujo de dinero creado va de un activo a otro buscando rentabilidad, creándose burbujas en algunos de ellos. Lo que está claro es que parece que se ha entrado en un nuevo paradigma económico, en el que las políticas monetarias ultra expansivas no generan inflación en la economía real, sino sólo en la economía financiera (bolsas). En este escenario, nadar contracorriente suele ser agotador y peligroso pero subirse a la ola a estas alturas…

Javier Rillo Sebastián (jrillo@ibercaja.es). Ibercaja Patrimonios. Heraldo de Aragón, 6 de abril de 2014


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