Reflexiones veraniegas

Curiosamente hoy se cumplen siete años y una semana desde que el mercado europeo de renta variable marcó el último máximo reciente en 4.572 puntos. Mientras que los índices alemán y americano están un 25% por encima del nivel alcanzado en esa fecha, otros mercados como el español o el europeo sufren pérdidas del 30% en el mismo plazo temporal. ¿Qué hay detrás de esta distorsión? Pues como siempre, la evolución de los beneficios empresariales que se mueven a la par del crecimiento del PIB nominal.

El momento actual es muy interesante dado el extraordinario interés por los activos de riesgo, con el apellido que quieran ponerle (renta variable, renta fija high yield, renta fija emergente, notas estructuradas, materias primas…). Este hecho viene motivado por una remuneración nula sobre el ahorro del consumidor como consecuencia de la política de tipos cero por parte de los bancos centrales en los últimos 6 años. En última instancia se ha trasladado de los bancos a los clientes vía remuneración en los depósitos. Resulta una obviedad que al menos en Europa no se van a modificar al alza los tipos durante varios años, si no que se lo pregunten a los estados que necesitan refinanciar ingentes cantidades de deuda. El problema es que con toda la artillería pesada de mano de los bancos centrales, el crecimiento a nivel mundial sigue estando por debajo de ciclos anteriores de recuperación, lo que se traslada a inflaciones controladas a pesar del aumento brutal de la masa monetaria.

Entonces, el mensaje “fácil” es que no queda otra que comprar riesgo en las carteras, lo que equivale a pagar cada vez un múltiplo mayor en el caso del mercado americano o creer en una recuperación de beneficios en Europa que languidece por momentos. Optimismo en máximos y volatilidad en mínimos. Recuerden que como en el juego de la sillas, en algún momento la música se para.

Javier Alfonso Rillo Sebastián (jrillo@ibercaja.es). Ibercaja Gestión. Heraldo de Aragón, 6 de julio de 2014