Servicio de estudios: Colaboraciones
24-08-2014

El interés de los tipos bajos

El cambio de discurso de la Reserva Federal en 2013, cuando comenzó a hablar del fin de sus rutilantes políticas cuantitativas, parecía el pistoletazo de salida para el incremento de los tipos de interés en los países considerados refugio, como Alemania o los propios EE.UU. De hecho, la rentabilidad a diez años de la deuda pública pasó en apenas cuatro meses del 1,6% al 3% en EE.UU. y del 1,15% al 2% en Alemania. Hoy nos encontramos con unos tipos de interés a diez años del 2,4% y el 1% respectivamente, ¿cómo hemos podido llegar hasta aquí?


Por una parte, las políticas monetarias han sido más laxas de lo previsto. La estrategia de salida de la Fed no se ha caracterizado por su agresividad: ha reducido paulatinamente su programa de compra de activos financieros pero no lo liquidará hasta octubre, y no se espera que suba el tipo de intervención hasta bien entrado 2015. Además, otros bancos centrales como el de Japón siguen inyectando liquidez en los mercados financieros internacionales y el BCE volverá a hacerlo en el segundo semestre del año. El segundo factor clave en la explicación de los bajos tipos de interés a largo plazo, sobre todo para Europa, se encuentra en el escaso crecimiento de los precios, de apenas el 0,4% i.a. para la Zona Euro según el dato de julio, de forma que la rentabilidad en términos reales de la deuda no queda tan alejada de los estándares históricos como la nominal parece sugerir.


Tanto la elevada liquidez en el mercado como la moderación de los precios seguirán presentes durante los próximos meses, pero no falta quien considera que estas rentabilidades son insostenibles a largo plazo e incluso se habla de la formación de una burbuja. En cualquier caso, parece difícil que si se normalizan el ciclo y las condiciones monetarias los inversores mantengan un interés tan alto por unos tipos tan bajos.

Santiago Martínez Morando (smartinezm@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 24 de agosto de 2014


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