Y no nos olvidemos de ... China
Y aunque el culebrón griego vive de forma permanente con nosotros y sigue acaparando la actualidad de los mercados una semana más, no nos olvidamos de otros temas de fondo que podrían finalmente también afectar a los mercados. Este es el caso de China.
La ralentización del crecimiento en China ya es una evidencia. A la revisión de sus expectativas de crecimiento por parte de los organismos oficiales, que lo sitúan incluso por debajo del 7% este año, se le unen registros de actividad y confianza que confirman la desaceleración durante los primeros meses de 2015.
El modelo de crecimiento en China, sobre todo a partir de la crisis de 2008, ha estado basado principalmente en el impulso de la inversión y éste ya genera señales de cierto agotamiento. Las condiciones financieras han posibilitado que se acometan numerosos proyectos de infraestructuras que han permitido apuntalar el crecimiento pero también permiten que compañías escasamente rentables recurran al crédito y prosigan con su actividad. Las principales consecuencias: exceso de capacidad productiva en algunos sectores que genera presión a la baja sobre los precios y elevado apalancamiento en el sector privado, que se concentra además en áreas de la economía menos productivas.
¿Esta situación debería preocuparnos? Ante esta desaceleración, las autoridades chinas han planteado ciertas medidas, que se circunscriben tanto al ámbito monetario, fiscal como, incluso, cambiario. Desde finales de 2014 se han aprobado inyecciones de capital a bancos estatales de desarrollo, se han rebajado los tipos de interés de intervención y el coeficiente mínimo de reservas bancario y se han ampliado las bandas de fluctuación de su divisa con respecto al dólar.
Mientras no exista presión sobre los precios y el crecimiento se mantenga lejos del potencial, tienen margen para continuar implementando medidas que permitan capear este temporal.
Beatriz Catalán Corredor (batalan@ibercaja.es). Ibercaja Gestión. Heraldo de Aragón, 14 de junio de 2015
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