Al más puro estilo Jackie Chan
La noche del lunes el Banco Central Chino sorprendía, como si de una llave de kung fu se tratara, devaluando el tipo de cambio oficial del Yuan contra el Dólar en un 1,86%. A ésta le siguieron un par más.
El movimiento venía después de que el gobierno anunciara la semana pasada un plan de infraestructuras de más de 163.000 millones de dólares. Pero, ¿para qué necesita una economía que crece al 7% devaluar su moneda y un plan de estímulo económico? ¿Hay algo que debamos saber?
La preocupación no es para menos, los datos inquietan a cualquiera. Pese al buen registro de PIB en el segundo trimestre, los datos de producción industrial e indicadores manufactureros no encuentran paño de lágrimas. Pero lo que debió de hacer tambalear a las autoridades chinas fue la caída 8% en las exportaciones. Las interpretaciones más catastrofistas apuntan: ¿Estamos ante una guerra de divisas? ¿La situación económica es más complicada de lo que reflejan los datos?
Se abren otro tipo de debates como el de la Fed: ¿podría retrasar la subida de tipos a diciembre o, más aún, a 2016? No hay duda de que una devaluación sostenida del yuan podría tener implicaciones a medio plazo para el mercado de tipos y para la cifra de inflación americana.
Si el movimiento viene acompañado de medidas pro-crecimiento, podría ser positivo para China y para el mercado en general. Mientras que si de lo que estamos hablando es de una política de depreciación competitiva, la película cambia, puesto que China se beneficiaría en el corto plazo, pero sería contraproducente para el resto del mundo, dado que se exportaría deflación, y llegados a este punto, en Europa no la necesitamos.
Noemí Díez Cebamanos (ndiez@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 16 de agosto de 2015
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