Servicio de estudios: Colaboraciones
06-09-2015

Sólo sé que no sé nada

Con esta famosa frase el filósofo griego Sócrates quería reflejar la idea de que nada se puede saber con absoluta certeza. Este dicho me viene a la cabeza tras leer informes de estrategas asegurando que el mercado ha reaccionado de forma desproporcionada a la situación en China.

 
Teniendo en cuenta que China ha supuesto un tercio del crecimiento global entre 2007 y 2014, y la situación de fragilidad de otras economías emergentes dependientes del gigante asiático, no es sencillo pensar en una resolución de esta crisis sin mayores consecuencias.


La opacidad del gigante asiático tampoco ha ayudado a tranquilizar a los inversores. Es vox populi que las estadísticas de China son poco fiables, pero esta situación no preocupaba cuando esta crecía de forma desmesurada. Cuando lo que se pone en duda es la magnitud de la desaceleración la cosa cambia.


En cualquier caso, lejos de concluir que la situación de China se resolverá de forma negativa, es evidente que nos encontramos en niveles de incertidumbre no vistos en mucho tiempo. Muestra de ello es el repunte del índice de volatilidad en el S&P-500 (VIX), en niveles post-Lehman.


Mi apreciación personal es que está incertidumbre continuará algún tiempo, pues será necesario convencer a los inversores de que China es capaz de controlar la desaceleración de su economía y evidenciar que no hay mayores daños colaterales.


En este entorno sólo sé dos cosas: Los mercados siempre descuentan la incertidumbre a la baja y en momentos de máxima incertidumbre surgen las verdaderas oportunidades. De lo demás, sólo sé que no sé nada.

Marcos Sánchez Bienzobas (msanchezb@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 6 de septiembre de 2015



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