Servicio de estudios: Colaboraciones
13-09-2015

El perro de Pavlov

¿Han oído hablar del perro del perro de Pavlov? Fue un experimento muy interesante llevado a cabo a finales del siglo XIX, en el que, resumiendo mucho, se alimentaba un perro hambriento a la vez que se tocaba una campana, pasado un cierto tiempo, el perro empezó a salivar con tan sólo el sonido de la campana, hubiera o no hubiera comida. El clásico ejemplo de respuesta condicionada.


Este experimento me vino a la cabeza el otro día cuando reflexionaba sobre la última reunión del BCE del pasado 3 de septiembre. El discurso parecía claramente enfocado a tranquilizar a los inversores tras el turbulento verano que hemos vivido. Su insistencia en que es un programa flexible y ampliable y su disposición a actuar de nuevo si fuera necesario es el sonido de la campana que los inversores estaban esperando para empezar a salivar, perdón, quería decir a comprar. Y es que, en realidad, no dijo nada que no hubiera adelantado anteriormente, la única novedad fue el alza del límite máximo que puede adquirir de una emisión concreta - del 25% al 33%- y que se trata tan solo de un ajuste técnico.


La “jugada” de Dragui tuvo un resultado muy efímero, tras las compras iniciales, el mercado volvió a corregir. ¿el motivo?. Los inversores rápidamente se dieron cuenta de que sonaba la campana pero no había comida. Las incertidumbres que estamos sufriendo siguen ahí y van a condicionar la evolución de los mercados de cara a fin de año. La volatilidad está lejos de desaparecer, así que mejor que nos vayamos acostumbrando.

Cristina Gavín Moreno (cgavin@ibercaja.es). Ibercaja Gestión. Heraldo de Aragón, 13 de septiembre de 2015


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