ADIÓS AL FANTASMA
Santiago Martínez. Heraldo de Aragón
Se temía que esta coyuntura se enquistase por la debilidad de la demanda interna, lo elevado del paro, el escaso uso de la capacidad productiva, la abundancia de ahorro derivada del envejecimiento de la población o la devaluación interna en países necesitados de recuperar su competitividad vía precios al carecer del recurso tradicional del tipo de cambio.
Sin negar la influencia de estos factores, algunos de los cuales siguen presentes, se pudo minusvalorar el shock deflacionista que supuso el abaratamiento de las materias primas, en especial del petróleo – el preció del barril de Brent cayó un 77% entre junio de 2014 y enero de 2016 –. Fue un shock prolongado y profundo, y parece haber llegado a su fin tras el acuerdo de la OPEP y Rusia para reducir la producción y adelantar el ajuste del exceso de oferta.
El encarecimiento de las materias primas se está trasladando a lo largo de las cadenas de producción y de consumo mundiales, de forma que los datos de IPC se alejan de los territorios del fantasma de la deflación para aproximarse a otros que nos resultan más familiares y cercanos a los objetivos de la autoridad monetaria. Todavía queda camino por recorrer, pero si la normalización se consolida, las compras de deuda pública del Banco Central Europeo irán perdiendo su justificación, y con ellas los tipos de interés negativos.
Santiago Martínez Morando (smartinezm@ibercaja.es). Ibercaja. Heraldo de Aragón, 23 de octubre de 2016
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