Servicio de estudios: Colaboraciones
09-10-2017

EL INVERSOR PACIENTE

María José Martínez. Heraldo de Aragón.

En momentos de incertidumbre como los actuales, algunos pueden pensar en deshacer sus inversiones. Situaciones que son imprevisibles a priori y mucho menos los efectos a posteriori. Recuerden el Brexit que en cuestión de meses se recuperó de las caídas.
El inversor (que no especulador) no debe olvidar nunca que los precios en el corto plazo se mueven por cualquier situación de este tipo, eventos que han existido siempre y con los que tenemos que aprender a convivir.
En el largo plazo los precios de las acciones reflejan dos variables principalmente, el crecimiento de los beneficios y el múltiplo que el mercado está dispuesto a pagar por éstos. Existen sectores donde resulta más fácilmente extrapolable si un negocio va a crecer o no (piensen que les resulta más sencillo, calibrar cual será el precio del petróleo los próximos años o si aumentará el consumo de leche en el mundo).
El múltiplo nos ayuda a establecer si una acción cotiza por encima o debajo de lo que históricamente ha hecho. Una de las razones para pagar más por los beneficios esperados sería una mayor expectativa de crecimiento. Otra, la ausencia de alternativa de inversión como es el caso de que los tipos de interés se encuentren en niveles extraordinariamente bajos.
Decidan ustedes si sus inversiones cumplen con estos criterios antes de dejarse llevar por el sentimiento del corto plazo.
 
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